Kristhyan Benítez: “La clave del éxito ha sido el amor por la música”
Tenía 4 años y estudiaba en la escuela de la pianista y pedagoga Olga López. Con tan solo tres meses de estudio ofrecía su primer concierto en el Teatro Teresa Carreño de Caracas.
Aquella primera velada musical se hizo en homenaje al hoy reconocido fundador del Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela, el maestro José Antonio Abreu. En aquel momento, Kristhyan Benítez nunca se imaginó que, varios años después, este hombre visionario lo considerara como uno de los más brillantes líderes del proceso musical en Venezuela.
La trayectoria de Benítez no demuestra lo contrario. Con un International Master of Piano Artist de L’Ecole Normale de Musique Alfred Cortot de París y la Fundación Bell’art de Bruselas, y un Doctorado en Artes Musicales, mención ejecución, del Conservatorio de Boston, este joven caraqueño se ha presentado junto a agrupaciones venezolanas como la Sinfónica Juvenil de Caracas, conjuntos norteamericanos como la Orquesta Sinfónica de Miami y orquestas europeas como la Sinfónica de Berlín, con quien grabó su primer CD.
Benítez quizás no hubiese sido pianista, porque su mamá quería que aprendiera guitarra. Pero él, al ver ese instrumento de grandes dimensiones, decidió siendo tan pequeño, que el piano era lo que quería tocar. Esa elección le ha permitido presentarse bajo la batuta del consagrado director larense, Gustavo Dudamel, y del conductor aragueño Christian Vásquez, así como de los veteranos de la dirección Claudio Abbado y Benjamin Zander, entre muchos otros. Alemania, Austria, Bélgica, Francia y Estados Unidos son algunos de los países que lo han visto lucir su talento.
Este músico venezolano de voz fluida, rostro sereno y actitud asidua ante la vida, contó cómo ha logrado llegar a dónde está, mostrando su agradecimiento tanto al maestro Abreu como a El Sistema por el apoyo que le han brindando, y asegurando que para él no hay límites.
¿Cuál ha sido la clave para lograr los éxitos que has conquistado hasta ahora?
La clave del éxito ha sido el amor por la música, eso es lo que me ha permitido seguir adelante. Yo siempre he dicho que la relación con la música es la relación más honesta que el ser humano pueda tener. Es un amor que llena el alma, el corazón, y eso es algo satisfactorio para cualquier profesional, hacer lo que te gusta.
Has estudiado en conservatorio europeos y norteamericanos, pero has visto cómo es la formación dentro de El Sistema, ¿qué diferencias existen entre estas tres escuelas musicales?
Yo me formé en Venezuela con Olga López, siempre bajo el apoyo del maestro Abreu. Venezuela es mi casa. No se puede comparar estudiar afuera, con estar en tu hogar. Siempre la casa es el refugio más preciado que tenemos. Yo viví aquí mi formación pianística juvenil e infantil en interacción directa con las orquestas de El Sistema, y eso es algo que no todo el mundo tiene la oportunidad. En ninguna parte del mundo los músicos tienen a su disposición 355 orquestas, por decir un ejemplo, para escuchar y tocar.
En el exterior la formación es distinta, es más bien como de pulitura, te abre el espectro del mundo. Tú estás en Venezuela, pero afuera hay millones de cosas buenas y no tan buenas que tenemos que aprender y ver. En la primera parte de mi carrera, me trasladé a Estados Unidos y fue un shock. Salí por primera vez del país, y me tocó vivir solo.
Luego, me fuí a Europa, donde viví el proceso de conocerme como artista. Tuve dos maestros, Philippe Entremont y Nelson Delle-Vigne Fabbri, quienes me dieron las herramientas para confiar en mí. Después regresé a Estados Unidos a realizar mi doctorado en Boston con Michael Lewin. Él ha sido mi gran mentor, quien me dió los últimos detalles y quien me dijo: ya no necesitas profesor, ya puedes volar solo.
Yo tengo una concepción, en Europa la formación se basa en la tradición. Pero en mi experiencia, me tocó totalmente lo contrario. En Estados Unidos recibí clases con los profesores más estrictos, y en Europa con los más libres. Aunque la tradición evoluciona, me abrieron el mundo desde esa perspectiva, de que todo es posible a través de la música. Y eso me refleja lo que es El Sistema.
Tu repertorio es extenso, ¿cuál es tu compositor favorito, aquel que disfrutas y te llena más?
Eso depende de las etapas de la vida, pero en este momento Robert Schumann es mi compositor favorito. Su vida me parece interesante, yo me siento reflejado en su locura, creo que hay que tener un toque de su excentricidad para poder interpretar sus obras. Cada vez que toco una de sus piezas, descubro cosas nuevas. Como ejecutante, hay que tratar de poner en evidencia lo que el compositor quiso expresar en la pieza.
Se asegura que el piano es un instrumento que hace del músico un profesional más integral, ¿por qué crees se da esta afirmación?
Porque lo somos (risas). La ventaja del piano es que tienes la parte melódica, armónica y percutiva. El piano, al ser un instrumento de percusión, te genera sonidos y melodías con los que puedes hacer acordes. Por ello, es más completo. Además, ayuda afinar el oído. Quizás la desventaja para el pianista, es que mientras un músico de una orquesta logra un desarrollo armónico escuchando a los demás, el pianista tiene que hacerlo solo con el piano.
¿Existe un tope para Kristhyan Benítez?
Yo no tengo límites, creo que siempre hay cosas nuevas por hacer. La vida te va cambiando la manera de pensar. Las necesidades y los gustos cambian con el tiempo. No tengo un tope. Soy un guerrero de la música, del arte y de la vida.
Apreciaciones internacionales
…el pianista venezolano Kristhyan Benítez deslumbró como solista en la Rhapsody in blue de George Gershwin. Con un dominio brillante y sensible del teclado, la pieza fue la sensación de la noche…
Palm Beach ArtsPaper 2009
…exuberancia latina, refinamiento europeo y gran energía…
San Francisco Sentinel 2009
…excelente técnica y espíritu…
The Miami Herald 2006
…su consolidación, talento, imaginación, fuerza, pasión e inteligencia hacen de Kristhyan un músico y pianista excepcional…
Philippe Entremont 2006