Alegría, fortaleza y vocación son el legado de la maestra Argelia Martínez
Alegre, sonriente y admirable son algunos de los atributos que marcaron los corazones de las personas cercanas a la maestra Argelia Martínez, que falleció el pasado viernes 6 de enero.
El recuerdo y el legado que deja la maestra Argelia Martínez en sus familiares, amigos, colegas y alumnos coinciden en la entrega y la pasión por su trabajo, y en cuanto le importaba inculcar valores en todos los que la rodeaban. Con casi 40 años de trayectoria musical como miembro de El Sistema, Martínez dedicó gran parte de su vida a multiplicar el programa fundado por el maestro José Antonio Abreu.
Martínez obtuvo el título de Profesora Ejecutante de Violonchelo en el Conservatorio Superior de Música Simón Bolívar, en el año 1995, donde recibió clases con Germán Marcano, quien comenta haber mantenido un vínculo jovial con la violonchelista. “Ella era una persona muy alegre y sin complicaciones, dispuesta a aprender y a luchar ante las adversidades. Como profesional siempre fue muy responsable, cumplida y preocupada. Siempre queriendo mejorar”.
La maestra Martínez se unió a El Sistema en 1978. Dos años más tarde ingresó a la fila de violonchelos de la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar, agrupación con la que realizó numerosas giras nacionales e internacionales.
El violinista y concertino de la Sinfónica Simón Bolívar, Ramón Román, cuenta que lo primero que le viene a la memoria cuando piensa en su colega, es su gran sonrisa. “Argelia para nosotros siempre fue un pilar en lo musical y en lo personal, una persona siempre de buen ánimo a pesar de las dificultades. Sé que le gustará mucho que la recordemos como un ejemplo de rectitud y fortaleza ante las adversidades. Ese es uno de los legados más bonitos”.
Maria Eugenia Prado, su compañera de atril y con quien mantuvo una amistad por 35 años, habló del compromiso de Martínez con El Sistema y el maestro Abreu y recordó su jovialidad. “Fuimos compañeras de atril por mucho tiempo. Eso nos hizo cómplices. Siempre había miradas y risas, ella tenía muchas ocurrencias. A veces nos metimos en líos porque me hacía reír en los ensayos y debíamos cuidar que José Antonio no nos viera. Sencillamente era una persona que te hacía sentir felíz”.
Otra de sus amigas y colegas, Brigitte Rodríguez, con quien sostuvo una amistad por 20 años, dice haber aprendido mucho durante todo ese tiempo. “Ella era una artista, una profesional, responsable. Argelia es sinónimo de fortaleza, fue una persona llena de positivismo, siempre con una sonrisa. Ni siquiera en los momentos más difíciles que tuvo que enfrentar, se le veía una mala cara. Para ella eran pruebas a superar”. Al mismo tiempo, Rodríguez se refirió al compromiso que mantuvo la maestra Martínez con su trabajo. “Ella tenía una total dedicación con El Sistema. Siempre estaba allí para el trabajo y eso se evidencia en sus cátedras y en sus alumnos”.
Martínez participó en clases magistrales con distintos maestros nacionales e internacionales. En el campo de la música de cámara perteneció a diversas agrupaciones como el Trío de Cuerdas Aedos, el cuarteto 4 Violoncellos y el Cuarteto de Cuerdas Carreño, con quienes participó en festivales y ofreció conciertos dentro y fuera del país. Como docente, Martínez se desempeñó activamente en numerosos núcleos del Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela desde el año 1980. Además, participó en programas de creación, formación y consolidación del proyecto El Sistema en varios países de América Latina desde 1981. Dentro de sus compromisos más recientes, la violonchelista tenía a su cargo la Cátedra de Violonchelo de Guarenas-Guatire, en el estado Miranda, y fue profesora del Conservatorio de Música Simón Bolívar, en Caracas.
Sonia Urbina, coordinadora de la Orquesta Francisco de Miranda, dijo que el compromiso de la maestra con El Sistema era primordial. “Ella no sólo enseñaba el violonchelo a sus alumnos. Ella trabajaba para que los muchachos entendieran la vida y lucharan por sus sueños. Que fueran buenas personas. Les inculcó valores y así la conocíamos”. Urbina aseguró que todos los violonchelistas de la zona Guarenas-Guatire fueron alumnos de Martínez, quien luchaba por mantener y expandir la misión y la visión del maestro Abreu.
Los años de trabajo y entrega por la música que dejó la maestra Martínez rindieron fruto en sus alumnos, quienes afirman sentirse muy orgullosos de ella. Frank Valderrey fue su alumno durante seis años, y confesó lo fácil que era encariñarse con su maestra ya que siempre buscaba la manera de ayudarlos. “Fue una persona admirable desde todo punto de vista. Usaba la música como una herramienta para hacer crecer a las personas. Te ayudaba a comprender las situaciones de la vida. El cariño y la vocación por sus alumnos era algo que irradiaba y siempre tendrá toda mi admiración”.
El próximo sábado 14 de enero, la Sinfónica Simón Bolívar ofrecerá un concierto como un homenaje póstumo a su amiga y colega, que les dejó como recuerdo toda su alegría y pasión por la música y la vida.