La música le regaló 179 amores a una abuela del Casco Colonial de Petare
Cada tarde, detrás de la ventana de su casa, Isbelia Castro mira pasar a los niños y jóvenes que asisten a este núcleo de El Sistema que funciona en esa localidad. Con gran emoción describe su experiencia: “Cuando escucho hablar sobre El Sistema, me siento orgullosa porque sé que están haciendo cosas buenas por el país»
Isbelia Castro vive desde hace 32 años en el sector El Calvario, del Casco Histórico de Petare. En 2012, falleció su esposo y desde entonces la acompaña su perrita llamada Duquesa y la música que cada tarde traspasa los muros del núcleo del Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela que funciona en el lugar, y que se cuelan por su ventana.
“Perdí un amor, pero la vida se encargó de multiplicar mis afectos, a través de los músicos y trabajadores del Núcleo Petare, quienes indirectamente forman parte de mi cotidianidad”. Dijo la abuela de 68 años, quien conmovida narró el descubrimiento de esta nueva emoción.
Entre las 2:00 y las 5:00 de la tarde, cualquier persona que transite de lunes a viernes por la Calle Guánchez, del Casco Colonial de Petare, verá asomarse a la ventana a la señora Isbelia Castro, en compañía de su lanuda Duquesa. “Me siento útil porque de alguna manera soy parte de ellos. Muchas veces los niños se paran frente a mi ventana y me piden agua. Con ellos vuelvo a sonreir. Además. me siento acompañada porque algunas de sus madres se quedan un largo rato conversando conmigo mientras termina la clase”.
Raras veces su ventana está cerrada, pues a diario comparte con los niños y jóvenes que aprenden música. Animada por relatar su historia, contó: “cuando escucho hablar sobre el Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela siento orgullo, porque sé que están haciendo cosas buenas por el país. Es una hermosa labor que me alegra la vida”.
Isbelia Castro simboliza la relación que han creado los niños y jóvenes del Núcleo Petare con el resto de la comunidad. Sobran los buenos comentarios de los vecinos de la zona, que destacan la tarea de los profesores, el esfuerzo de las madres y padres y la entrega de los muchachos hacia su formación dentro de las orquestas.
Ligada por otra historia
La señora Isbelia recuerda exactamente el día en que decidió salir de nuevo a su ventana para enterarse por qué había tanto alboroto en la calle. Fue un diciembre, el mismo día en que abrió el núcleo de El Sistema en Petare. Esa tarde descubrió a decenas de niños y jóvenes caminando frente a su casa con instrumentos en sus manos.
Aunque sentía un poco de nostalgia recordando a su esposo, recobró la alegría gracias a la música que escuchaba. En ese momento recuperó la gran ilusión y comenzó a dejarse llevar por las sensaciones que le producían aquellas melodías sinfónicas. Aquello le animó a mantener vivo el recuerdo de su esposo fallecido y, además, le permitió honrar la memoria de su padre, Rafael Castro Barinas, quien fue un destacado músico dentro de la localidad que hoy ocupa el Municipio Sucre, durante los años 30.
En los verdes ojos de esta vecina de Petare se delata la nostalgia, pero al mismo tiempo se mira el orgullo que siente al contar la historia de su papá, quien se graduó como ejecutante instrumentista y profesor de oboe en 1928, bajo las enseñanzas del maestro Jermán Ubaldo Lira, creador del himno del estado Miranda. Sin contener la emoción, también relató que su progenitor perteneció a la Banda Sucre y que compuso valses como: El 28 de mayo, Reconciliación, Dos amigos, Petunia, marchas fúnebres y el Himno de la Sociedad del Carmen de Petare, entre otros.
“El maestro Lira quería a mi papá como a un hijo, por lo que le pidió que se hiciera cargo de su archivo musical. Recuerdo, también, que mi padre fue amigo del maestro Vicente Emilio Sojo y de la cantante lírica Morella Muñoz. Estoy segura que si estuviera vivo sería muy feliz al ver materializado un proyecto tan importante como El Sistema”.
La protagonista de esta historia comentó, entre risas, que a los 7 años de edad su papá intentó enseñarle Teoría y Solfeo y que además la animaba para que aprendiera a tocar el cuatro, pero al parecer su “indisciplina” terminó por desanimar al maestro, quien finalmente desistió de su empeño: “Con el tiempo lamenté no haber aprendido a tocar el violín, porque hubiese podido interpretar la fuerza musical de Beethoven, mi compositor favorito”.
Historias como estas, que resguardan las antiguas casonas del Casco Histórico de Petare, se desarrollan todos los días, mientras la música hace la labor de transformar vidas en nuestro país. El Núcleo Petare abrió sus actividades en diciembre de 2012 y en estos cinco años ha logrado convertirse en un lugar de referencia para los petareños al que acuden 179 niños y jóvenes.
La conmemoración del 42 Aniversario tiene como propósito mostrar los alcances artísticos, pedagógicos y sociales que sigue sumando en su labor el Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela en todo el país, impulsado por la Fundación Musical Simón Bolívar, ente adscrito al Ministerio del Poder Popular para el Despacho de la Presidencia y Seguimiento de la Gestión de Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela.