Acuarius Zambrano: el reivindicador de la percusión académica en Venezuela
El músico percusionista de la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar de Venezuela, ha realizado una intensa labor de formación como director de la Academia Latinoamericana de Percusión y el Festival Internacional de Percusión de Los Llanos
Hablar de Acuarius Zambrano es colocar los adjetivos visionario, apasionado y perseverante; no es una definición que este músico hace de sí mismo; es una caracterización que se percibe con solo nombrar los logros que ha alcanzado: percusionista de la agrupación que ha recorrido el mundo entero demostrando la evolución musical de Venezuela, la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar (OSSBV); integrante del primer ensamble de percusión que se creó dentro de El Sistema, el Ensamble Atalaya; director de la Academia Latinoamericana de Percusión, institución responsable de la formación académica de los jóvenes percusionistas; fundador y organizador del Festival Internacional de Percusión de Los Llanos, evento que se ha convertido en el impulso motivador para las nuevas generaciones, y que cada año muestra el talento que crece en los núcleos orquestales de todas las regiones del país.
Se preguntarán ¿a qué se debe esta impetuosa trayectoria? El origen no es solo de formación y preparación, sino familiar. Acuarius Zambrano nació en el seno de una familia musical. Su padre, Henry Zambrano, es contrabajista de la OSSBV desde 1975 y fue parte de ese primer grupo de músicos quienes, junto al compositor y economista José Antonio Abreu, fundaron lo que hoy en día se conoce como el proyecto social, musical y educativo más aclamado en el mundo: El Sistema. Su madre, Raquel Castillo, es violonchelista e impulsora del movimiento liderado por el maestro Abreu en la región de Los Llanos.
“Yo estoy en El Sistema desde que nací. Mis primeros recuerdos de infancia son mi papá dirigiendo, mi madre ensayando y yo durmiendo bajo la silla de mi mamá. Cuando realizaban seminarios y venían profesores de Caracas, yo era quien les hacía los recados. Así aprendí cómo funcionaban las cosas: no importa lo que suceda en medio de un evento, si no cómo se va a solucionar. Esa filosofía la tomé de mis padres, y ellos a su vez del maestro Abreu”, cuenta quien, junto a sus compañeros de la Simón Bolívar, fundó el Ensamble Atalaya, agrupación que impulsó el Festival Internacional de Percusión de los Llanos (Fipllanos), evento que lleva 10 años incentivando la creación de ensambles de percusión como eje central de la formación de los percusionistas.
Zambrano se inició en el instrumento más solicitado para tocar: el violín. Luego pasó al estudio del chelo, y finalmente, se decidió por su mayor pasión: la percusión. Una vez seguro del camino que elegía, se mudó a Caracas, su centro de trabajo. Sin embargo, el músico portugueseño siempre ha estado abocado a realizar una labor educativa y de crecimiento en su pueblo natal: la capital religiosa de Venezuela. “Guanare cambió la manera de ver la percusión; se convirtió en un lugar de referencia no solo por el festival si no por los percusionistas que ha dado la ciudad”, expresa quien también ha sido el responsable de constituir el Ensamble de Percusión de Los Llanos, integrado por niños y jóvenes de 5 a 18 años de edad con un alto nivel académico, y que en agosto de este año, hizo su debut internacional en Francia.
Ahora Zambrano, cuando ya está a la batuta de la octava edición del Fipllanos, que se realiza del 28 de noviembre al 6 de diciembre en Guanare, afirma que este evento ha evolucionado y aumentado prestigio. “Hace una década, solo existía un ensamble de percusión dentro de El Sistema; hoy ya recibimos a 22 agrupaciones de diversas regiones de Venezuela (…) Los profesores, que en su momento fueron alumnos de las primeras ediciones, están mejor capacitados. Y la organización, que para este tipo de eventos requiere de una gran movilización de instrumentos, se realiza de forma más efectiva porque cada quien conoce su papel”.
“Nuestro centro de gravedad es el ensamble; él es nuestro eje de formación. En una orquesta el percusionista funciona como acompañante, mientras que en un ensamble se convierte en el solista, asumiendo así la interpretación de todas las partes”, manifiesta Zambrano antes de recordar y aconsejar que, para que el desarrollo de la percusión como instrumento protagonista de propuestas artísticas, los asistentes al festival, así como los profesores de cada núcleo, deben realizar un arduo trabajo durante todo el año que les permita consolidar en sus regiones una plataforma académica para la enseñanza de la percusión.