¿Qué es
El Sistema?
El Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela es una obra social y cultural del Estado venezolano. También conocido como El Sistema, fue concebido y fundado en 1975 por el maestro y músico venezolano José Antonio Abreu para sistematizar la instrucción y la práctica colectiva e individual de la música a través de orquestas sinfónicas y coros, como instrumentos de organización social y de desarrollo humanístico.
¿Qué es
El Sistema?
El Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela es una obra social y cultural del Estado venezolano. También conocido como El Sistema, fue concebido y fundado en 1975 por el maestro y músico venezolano José Antonio Abreu para sistematizar la instrucción y la práctica colectiva e individual de la música a través de orquestas sinfónicas y coros, como instrumentos de organización social y de desarrollo humanístico.
Misión
El Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela constituye una obra social del Estado Venezolano consagrada al rescate pedagógico, ocupacional y ético de la infancia y la juventud, mediante la instrucción y la práctica colectiva de la música, dedicada a la capacitación, prevención y recuperación de los grupos más vulnerables del país, tanto por sus características etárias como por su situación socioeconómica.
Visión
El Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela es una institución abierta a toda la sociedad, con un alto concepto de excelencia musical, que contribuye al desarrollo integral del ser humano. Se vincula con la comunidad a través del intercambio, la cooperación y el cultivo de valores transcendentales que inciden en la transformación del niño, el joven y el entorno familiar. Se cuenta con un recurso humano dirigido al logro de una meta común, con mística y gozo, formando equipos multidisciplinarios altamente motivados e identificados con la Institución.
Se reconoce al movimiento orquestal como una oportunidad para el desarrollo personal en lo intelectual, en lo espiritual, en lo social y en lo profesional, rescatando al niño y al joven de una juventud vacía, desorientada y desviada.
Filosofía
La Fundación Musical Simón Bolívar (FundaMusical Bolívar) rinde hoy frutos de esperanza al ser cantera de miles de niños, niñas, adolescentes y jóvenes venezolanos que cumplen a través de la música sus sueños de realización personal y profesional. Músicos que cada día le ofrecen a su país nuevas posibilidades de superación y vitalidad. Ellos simbolizan el esfuerzo para que perdure en el tiempo, y se extienda hacia otras esferas de la actividad cultural, lo que se reconoce como el milagro musical venezolano.
Más que el producto de la genialidad y el virtuosismo de sus creadores, la música es un reflejo del alma de los pueblos y, en este caso, es resultado de un programa educativo que en 40 años ha traspasado fronteras y superado expectativas.
En el pasado, la misión del arte fue un asunto de las minorías para las minorías, luego fue de las minorías para las mayorías; ahora, es de las mayorías para las mayorías, y constituye un elemento relevante para la formación del individuo que le permite insertarse en la sociedad de manera productiva.
Impacto Social
y Cultural
Desde su primer año de actividades en el año 1975, la Sinfónica Juvenil Juan José Landaeta, agrupación primigenia de El Sistema, significó un fenómeno artístico y de pedagogía musical dentro y fuera de Venezuela. Sus primeras presentaciones no solo causaron impacto en Escocia, México, Colombia, Estados Unidos, realizadas casi al año de fundada, sino que cada estado y pueblo del país, quería seguir el ejemplo de Caracas y contar con sus orquestas juveniles.
De esta manera, se multiplicaron las agrupaciones orquestales, la población musical y los profesores de música en el oriente, el occidente, el sur y en el centro de todo el territorio nacional, hasta completar el rico mapa de la Venezuela sembrada de orquestas y coros, que hoy día conocemos como El Sistema: una poderosa red de orquestas, coros, módulos, programas especiales, núcleos, escuelas de música y centros de lutería y fabricación de instrumentos musicales.
Ahora, bajo el lema de “Tocar y luchar”, El Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela exhibe una realidad que ha sido calificada en el mundo como “el milagro musical venezolano”: más de 1.012.777 niños, niñas y adolescentes, en su mayoría provenientes de estratos sociales de bajos recursos económicos, están asimilados al estudio de la música, disfrutan del aprendizaje del arte, ejecutan repertorios de la música clásica y popular, y han sido incluidos a un sistema de formación personal y colectivo en el que se les inculcan valores sociales, morales y espirituales que son la razón fundamental del programa.
Esta experiencia venezolana ha causado un gran impacto cultural y social, especialmente en países que buscan disminuir sus niveles de pobreza, analfabetismo, marginalidad y exclusión en su población infantil y juvenil, así como en aquellas naciones que históricamente han cultivado las artes musicales.
El Visionario
A José Antonio Abreu, gerente, emprendedor, maestro insigne, tutor de varias generaciones de venezolanos y fundador del Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela, hay que definirlo con una sola palabra: Visionario. Este músico venezolano, sembrador de ilusiones y constructor de sueños, ha llevado a cabo una tarea que supera el horizonte musical y cultural, y se inserta en el rescate y formación de la juventud venezolana y latinoamericana.
Un modelo de paz y progreso para la humanidad
El impacto mundial de El Sistema ha colocado a Venezuela y a sus jóvenes músicos en prestigiosos escenarios artísticos del mundo, convirtiéndolos en embajadores de Paz, y siendo reconocidos con numerosos galardones, entre ellos el Premio Príncipe de Asturias de las artes y el Premio Internacional de música UNESCO. El Sistema ha inspirado a más de 60 países de Europa, América, Asia, África y Oceanía, donde ya se encuentra sembrada la semilla del modelo venezolano, demostrando que es una alternativa real y sustentable de educación, progreso y paz.