Un modelo de paz y progreso para la humanidad
El Sistema nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela es un programa social y cultural del estado venezolano, perteneciente a la Fundación musical Simón Bolívar –adscrita al ministerio del Poder Popular para el despacho de la Presidencia y Seguimiento de la gestión de gobierno de la república Bolivariana de Venezuela. Este modelo pedagógico, fundado en 1975 por el maestro y músico venezolano José Antonio Abreu, está fundamentado en la formación, a la más temprana edad, de individuos integrales para la sociedad.
A través de la práctica individual y colectiva de la música, el Sistema incorpora a niños, niñas y jóvenes de todas las clases sociales: 66% proviene de hogares de escasos recursos económicos, o que vive en condiciones adversas y en zonas vulnerables; mientras que el otro 34% atendido pertenece a zonas urbanas con mejores posibilidades de acceso, logrando así un ejemplo de inclusión de todos los sectores y estratos de la población venezolana, sin distinciones de ningún tipo.
Orquestas y coros son escuelas de vida social y personal, donde se cultivan aptitudes y actitudes positivas, valores éticos, estéticos y espirituales. Allí los músicos desarrollan la autoestima, la seguridad personal y la socialización; adquieren disciplina y hábitos de estudio; aprenden a ser perseverantes, practican el sentido de la sana competitividad y del liderazgo; trabajan constantemente por el logro de metas y por la excelencia, y conviven con sus pares en un ambiente de tolerancia y de solidaridad, al tiempo que crecen estimulados por una cultura de paz.
El impacto mundial de El Sistema ha colocado a Venezuela y a sus jóvenes músicos en prestigiosos escenarios artísticos del mundo, convirtiéndolos en embajadores de Paz, y siendo reconocidos con numerosos galardones, entre ellos el Premio Príncipe de Asturias de las artes y el Premio Internacional de música UNESCO. El Sistema ha inspirado a más de 40 países de Europa, América, Asia, África y Oceanía, donde ya se encuentra sembrada la semilla del modelo venezolano, demostrando que es una alternativa real y sustentable de educación, progreso y paz.