Inocente Carreño: “Me acuerdo hasta de mis olvidos”
Mientras echamos mano de nuestra memoria, mientras recopilamos recuerdos junto al maestro Inocente Carreño, quien abrazó al Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles desde su creación, compartimos la última entrevista que le hicimos y que fue publicada en la edición número 0 de nuestra revista Escala.
Le hace daño darse cuenta de que el tiempo pasa. Sabe que cuanto más rápido camine el reloj menos tiempo le queda. Por eso aún hoy, con 95 años, Inocente Carreño compone. Ya no crea obras como La Margariteña o El Réquiem. Ahora escribe, siempre primero a lápiz, obras cortas. “Ya estoy limitado para mis actividades como creador musical. Pero al ver mi letra de música sin temblores siento una gran felicidad. Yo hago casi todas las mismas actividades que realizaba cuando tenía 50 años”. En 2014 compuso siete canciones corales, cinco canciones para canto y piano, y dos improntas para violín y piano. “Es lo más pequeño que puedo hacer”, dice este margariteño, que fue criado por su abuela y que llegó a Caracas cuando tenía 12 años.
Hace alarde de su modestia. Sabe que es un genio, pero prefiere decir que tan sólo ha sido “un hombre laborioso y disciplinado, a pesar de que parrandeaba mucho”. Cuando llegó a la capital sólo tenía cuarto grado aprobado; sabía solfear y tocaba trompeta. Junto con su familia se mudó a la avenida Sucre. Por la precaria situación económica en la que vivían se convirtió en el asistente, en una zapatería, de su hermano Francisco, un gran folclorista. No podía seguir en la escuela, ni mucho menos estudiar música. Pero a los 14 años comenzó a componer y a escribir versos. Las leyendas, las canciones populares y los tangos que le cantaba su abuela fueron la base de estas primeras composiciones. A los 15 años le escribió a la Caracas lluviosa y fría: “Ha salido el sol después de la lluvia incesante. Ha salido el sol a alegrar con sus rayos a las flores. Así tu amor inundó tu vida en un instante. Viniste tú a inundar con tu luz mis amores, a alegrar la ilusión de vivir el alma”.
En 1991 escribió la rapsodia sinfónica La ciudad de los techos rojos. A un poema de Pablo Neruda le hizo una canción. “Es que le doy música a todo lo que me gusta. Aunque no entiendo bien esa poesía moderna; en la escuela, el maestro Vicente Emilio Sojo nos daba clase de literatura poética”. Eso no fue lo único que el maestro Sojo le enseñaría. Él le cambió la vida a Carreño cuando ingresó a la Escuela de Música y Declamación. Sojo se convirtió en su gran profesor, en su amigo personal y hasta en su compadre, al punto de obligarlo a terminar el quinto y sexto grado en las noches. A partir de ahí comenzó su relación con Evencio Castellanos, Federico Ruiz y Antonio Lauro, sus grandes amigos; Carlos Chávez, Igor Stravinsky, de quien asegura que no era un gran director; Heitor Villa-Lobo y Sergiu Celibidache.
“Yo no estudié Dirección. Dirigí obras grandes porque veía a los grandes. Recuerdo vagamente la primera vez que dirigí. Bueno, es que yo me acuerdo hasta de mis olvidos. Sé que sudé mucho mientras hacía la Sinfonía N° 40, de Mozart; la Obertura de Rienzi, de Wagner; y el Concierto para piano y orquesta N° 3, de Beethoven”. Su batuta ha dirigido el estreno de todas sus obras, menos la última: El convidado del Niños Jesús, que condujo en noviembre de 2014 el maestro Alfredo Rugeles. “Usted sabe que la Margariteña es mi obra más conocida. Y me alegra mucho, pero me da mucha pena porque la gente piensa que es la única obra que tengo (carcajadas). Siempre hay una sonrisa en mi rostro que hace sonreír al otro. Esa es mi vieja costumbre”. Con la misma sonrisa dice estar satisfecho con la vida, con lo que fue y lo que es. “Mi legado es mi vida personal, he sido un hombre honesto y sincero. Me siento bien. Aunque ya me están diciendo cosas que le dicen a los muertos: ‘Chico, Inocente, pero estás igualito’ (risas). Eso es lo que le dicen a los muertos, ¿no?”.
Lo que queda es el deseo de que el tiempo pase lento para el maestro.
Recuadro
Nombre: Inocente Carreño
Fecha de nacimiento: 28 de diciembre de 1919. “Cayeron por inocentes quienes creían que yo era inocente”.
Familia: Tiene 65 años de casado con Olga Cecilia. Tienen cuatro hijos: Cayetano, Olga María, Inocente Emilio y Margarita del Valle; diez nietos y cuatro bisnietos.