Discurso Premio TED 2012
MAESTRO JOSÉ ANTONIO ABREU
Queridos amigos del premio TED. Señoras y señores.
Colma mi corazón de júbilo este día en el que me toca recibir el premio TED, este insigne honor en nombre de todos los ilustres artistas, maestros, profesores, directores y educadores musicales venezolanos que me han acompañado durante 35 años en la fundación, la construcción y el desarrollo de las orquestas y coros juveniles e infantiles de Venezuela. Yo desde niño, desde mi más tierna infancia quise ser músico y gracias a Dios logre serlo. Tuve de mis maestros, de mi familia, de mi comunidad todo el respaldo necesario para convertirme en un músico y soñé toda mi vida en que los demás niños, los demás jóvenes, todos los jóvenes venezolanos tuviesen la misma oportunidad. Y de ahí la idea que siempre estuvo sembrada en mi corazón, de convertir la música en una realidad profunda y global de mi país. Yo vi desde el primer ensayo la trayectoria futura de esto porque esa trayectoria me la dio la magnitud del reto que me planteo a mí ese ensayo. Yo había conseguid 50 atriles, una donación muy generosa para que en ese ensayo pudiéramos ensayar 100 muchachos. Cuando llegué al ensayo había 11 y yo dije, o cierro el programa ahora o multiplico esto por miles y resolví afrontar el reto y esa misma noche a esos mismos 11 muchachos yo les prometí convertir esa orquesta en una de las primeras orquestas del mundo y recordé hace 2 meses esas palabras mías cuando en el London Times, un distinguido crítico inglés publicó un artículo diciendo: ¿A quién le corresponde la copa mundial de las orquestas? Y dijo a 5 orquestas, y nombra 4 grandes orquestas mundiales y la quinta es las Sinfónica Juvenil de Venezuela y hoy podemos decir que el arte ha dejado de ser ya, un monopolio de elites en América Latina y se ha transformado en un derecho social, un derecho del pueblo y de todo el pueblo.
Durante la reciente gira de la Sinfónica De la Juventud Venezolana Simón Bolívar por los EEUU y Europa pudimos apreciar como nuestra música conmovía hasta el fondo del alma las audiencias juveniles, como los jóvenes y los niños se abalanzaban sobre el escenario para compartir las chaquetas de nuestros músicos, como las ovaciones interminables a veces, de más de 20 minutos o media hora se prolongaban indefinidamente y como los públicos al concluir los conciertos, salían a la calle a recibir triunfalmente a nuestros jóvenes. Eso suponía no solamente un triunfo artístico sino una sintonía profunda, emocional entre los públicos de las naciones más avanzadas del mundo y la juventud latinoamericana expresada en Venezuela trayendo a esos pueblos un mensaje de música, de vitalidad, de energía, de entusiasmo y de fuerza. En su esencia misma, la orquesta y el coro son mucho más que estructuras artísticas, modelos y escuelas de vida social porque cantar y tocar juntos significa convivir de manera entrañable en animo de perfección y afán de excelencia en una rigurosa disciplina de articulación, concertación para buscar la armónica interdependencia de voces e instrumentos. Así se forma entre ellos un espíritu solidario y fraterno, se desarrolla su autoestima y se cultivan los valores éticos y estéticos que están vinculados al que hacer musical. De ahí su inmensa utilidad en todo cuanto se refiere al despertar de la sensibilidad a la forja de valores, al entrenamiento de los jóvenes en la enseñanza de otros jóvenes y los niños.
Cada joven y cada niño de El Sistema poseen su propia historia y para mi todas son igual e igual de importantes y trascendentales, puedo citar, por ejemplo, el caso de Edicson Ruiz que era un niño en un parroquia de caracas que voluntaria y apasionadamente asistía a sus clase de contrabajo en la orquesta juvenil de San Agustín del Sur. Y a partir de su esfuerzo, con el apoyo ejemplar de su madre, de su familia y su pueblo ha llegado a ser miembro principal de la fila de contrabajos de la Filarmónica de Berlín. El otro, que es de todos conocidos, Gustavo Dudamel. Gustavo comenzó como un niño miembro de la Sinfónica Infantil de su ciudad natal, Barquisimeto y desde allí comenzó a crecer como violinista y como director. Llegó a ser el director nacional de las orquestas juveniles de Venezuela y está dirigiendo las grandes orquestas del mundo, es ya director designado de la Orquesta Filarmónica de Los Ángeles, continúa siendo el máximo líder de las orquestas juveniles de Venezuela, ha sido director de la Orquesta Sinfónica de Gotemburgo, un ejemplo insuperable para la juventud musical de América Latina y del mundo. La estructura del sistema está basada es un estilo gerencial nuevo, flexible, novedoso, adaptado a las características de cada comunidad y región y que hoy abarca 300.000 niños y jóvenes de medianos y bajos recursos en toda Venezuela. Es decir, es un programa de rescate social, de transformación cultural profunda para toda la sociedad venezolana sin distingos de ninguna naturaleza pero con especial énfasis en los sectores vulnerables o en situación de riesgo. Hay tres esferas fundamentales en la que el impacto del sistema se expresa: la esfera personal social, la esfera familiar y la esfera comunitaria. En la esfera personal social se destaca el desarrollo intelectual y afectivo de los niños que se involucran en las orquestas, la música se constituye en fuente de desarrollo de las dimensiones del ser humano que eleva su condición espiritual y lo conduce a un desarrollo integral de su personalidad de tal manera que se dan inmensas ganancias intelectuales y afectivas entre otras la adquisición de principios de liderazgo, de enseñanza, de capacitación, el sentido de compromiso, de responsabilidad, de generosidad de entrega a los demás, de aporte individual para el logro de inmensos fines colectivos. Esto conduce también a un desarrollo del auto-concepto, de la autoestima, de la seguridad y confianza en sí mismo. La madre Teresa de Calcuta, figura mundial, insistió en un concepto que ha impresionado mucho a mi: lo más miserable, lo más trágico de la pobreza no es la falta de pan y de techo, es el sentirse nadie, el no ser nadie, el carecer de identificación, el carecer de estima pública, el ser ignorado y es por eso que el desarrollo del niño en la orquesta y el coro lo proyecta con una identidad noble, lo convierte en un modelo para su familia y para su comunidad, lo convierte en un mejor estudiante en sus estudios regulares porque le infunde un sentido de la disciplina, de la constancia de la puntualidad que lo ayuda enormemente en sus estudios regulares. En la esfera familiar, se destaca el apoyo incondicional de los padres y de la familia, el niño se constituye en un modelo para su madre y su padre y esto es importantísimo en un niño pobre. El niño al descubrirse importante para su familia comienza a buscar nuevos caminos de superación, aspira a un mejor individual y colectivo, aspira también a que su familia conquiste mejoras sociales y económicas y todo ello forma una dinámica social constructiva y ascendente. La mayoría inmensa de nuestros jóvenes y niños pertenecen como lo he dicho a los estratos más vulnerables de la población venezolana. Y ello le permite plantarse nuevos sueños, nuevas metas y enriquecerse a base de las oportunidades múltiples que brinda el campo musical. Finalmente en la esfera comunitaria, las orquestas se revelan como espacios creadores de cultura, fuente de intercambio de nuevo significado y esa naturalidad que adquiere la vivencia de la música y que la excluye como lujo y la convierte en patrimonio común de la sociedad, hace que un niño pueda tocar el violín en su casa mientras el padre trabaja en su carpintería, que una niña pueda tocar el clarinete en su hogar frente a su madre que realiza labores domésticas. Y que, indudablemente toda la familia participe con júbilo, con orgullo, en la actividad de las orquestas y los coros a las que pertenecen sus niños. La inmensa riqueza espiritual que engendra la en sí misma y que viene por la música y en la música termina por vencer la pobreza material. Desde que el niño asume el instrumento como un maestro ya no es un niño pobre es un niño en ascenso hacia un nivel profesional de acción que lo convierte en un ciudadano pleno y claro está, esto ejerce un función preventiva número uno contra la prostitución, contra la violencia, contra las malas compañías, contra todo lo que involuciona o degrada la vida de los niños. Hace unos años el gran historiador Arnold Toynbee señaló que el mundo estaba frente a una gigantesca crisis de espiritualidad, no era un reto económico, no era un reto social era un reto espiritual. Y yo digo hoy que frente a esa crisis de espiritualidad solo el arte y la religión pueden dar un respuesta adecuada al sentir colectivo de los pueblo, a la aspiración profunda del hombre y a las exigencias históricas del momento. Y especialmente la educación como síntesis del saber y del conocimiento que es la vía para lograr cada vez más una sociedad más perfecta, más consciente, más noble, más justa. Saludamos profundamente con ánimo y con fervor solidario a TED por su extraordinario proyección humanística, la altura y dignidad de su ideal y la promoción abierta y generosa de los jóvenes valores y aspiramos que TED contribuya de una manera sustancialísima, primordial a la construcción de esa nueva era de la educación musical en la cual el propósito social, comunitario, espiritual y reivindicatorio del niño y del joven se convierta en signo y norte de una vastísima ambición social, poner ya no la sociedad al servicio del arte y mucho menos al monopolio de servicio de élites sino el arte al servicio de la sociedad, al servicio de los más débiles, al servicio de los niños, al servicio de los enfermos, al servicio de las clases vulnerables y al servicio de todos aquellos que requieren a través del espíritu la reivindicación de su condición humana y la exaltación de su dignidad. Muchísimas gracias.