El visionario
A José Antonio Abreu, gerente, emprendedor, maestro insigne, tutor de varias generaciones de venezolanos y fundador del Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela, hay que definirlo con una sola palabra: Visionario. Este músico venezolano, sembrador de ilusiones y constructor de sueños, ha llevado a cabo una tarea que supera el horizonte musical y cultural, y se inserta en el rescate y formación de la juventud venezolana y latinoamericana.
Nació en Valera, estado Trujillo, Venezuela, el 7 de mayo de 1939 y desde temprana edad demostró su sensibilidad musical y artística. Inicia sus estudios de música a la edad de nueve años con la pianista y querida profesora Doralisa de Medina, en la ciudad de Barquisimeto, estado Lara, considerada antaño la capital musical de Venezuela, y luego se traslada a Caracas en 1957, donde se convierte en discípulo de importantes maestros venezolanos como Vicente Emilio Sojo, con quien estudia composición; Moisés Moleiro, su profesor de piano, y Evencio Castellanos, quien le da clases de órgano y clavecín.
Abreu confiesa que fue su férrea vocación de servicio al país, su inquietud y rebeldía frente a los fenómenos de desequilibrio social lo que le impulsó, a los 35 años de edad (1975), a concebir un proyecto en el que pudiera sintetizar y canalizar de manera ingeniosa y nacionalista la experiencia y los conocimientos alcanzados en el campo económico, gerencial, pedagógico y, por supuesto musical, que se forjó prácticamente desde su adolescencia.
El académico integral
En la Escuela Superior de Música José Ángel Lamas, José Antonio Abreu obtiene los títulos de profesor ejecutante y maestro compositor, en 1964. Más tarde realiza estudios de dirección orquestal con el maestro Gonzalo Castellanos Yumar y se convierte en director invitado de las principales orquestas venezolanas. A fin de poder materializar su proyecto de vida, la fundación de El Sistema, Abreu forjó primero una importante trayectoria como planificador y economista. Obtuvo el título de Economista en la Universidad Católica Andrés Bello, de Caracas.
Sus logros académicos le permitieron distinguirse como profesor universitario, planificador y asesor económico, desempeñándose como Director de Planificación de Cordiplán, Asesor del Consejo de Economía Nacional, Presidente del Consejo Nacional de la Cultura, Ministro de Estado para la Cultura y Diputado al Congreso Nacional de la República. En 1975 funda la Orquesta Juvenil de Venezuela, convertida hoy día en la reconocida Sinfónica de la Juventud Venezolana Simón Bolívar, ahora Orquesta Sinfónica Simón Bolívar de Venezuela, orquesta “cúspide” del Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela, una enorme red sembrada por todo el territorio venezolano, en cuyo seno han sido formadas varias generaciones de músicos venezolanos.
El compositor y director de orquesta
Entre 1960 y 1980, Abreu consiguió tiempos entre la gerencia, la docencia y la organización de la naciente empresa cultura que es El Sistema de Orquestas y Coros, para la creación musical y una nutrida agenda artística que le permitió alzar su batuta frente a la Orquesta Sinfónica Venezuela como director invitado y, posteriormente, frente a la Sinfónica Juvenil de Venezuela y la Sinfónica de la Juventud Venezolana Simón Bolívar.
Con el título de maestro compositor por la Escuela Superior de Música José Ángel Lamas (1964) y la influencia estilística de compositores como Vicente Emilio Sojo, Evencio Castellanos y Moisés Moleiro, Abreu escribió algunas obras musicales, entre las cuales se cuentan La cantata sinfónica Veni Mulier de Samaria (Premio Nacional de Composición, 1966); Oratorio sobre textos del Apocalipsis, Tríptico para once instrumentos y Quinteto de Vientos.
También influenciado por algunos grandes directores europeos de la época, y por el venezolano Gonzalo Castellanos Yumar, Abreu asumió el reto de la dirección orquestal con su estilo riguroso, exigente y, sobre todo, siempre buscando las profundidades, sutilezas y sentido de las obras que dirigía. En esta faceta ha sido también un maestro y ha dejado su impronta en el sello musical y el singular sonido que posee la Sinfónica Simón Bolívar de Venezuela, así como en otras orquestas de el Sistema que han sido dirigidas por él, como las Sinfónica Juvenil Teresa Carreño o la Sinfónica Juvenil de Caracas.
Abreu ha sido tutor y el maestro más influyente en el estilo y el aprendizaje de Gustavo Dudamel, Diego Matheuz, Christian Vásquez, Dietrich Paredes, así como de otros jóvenes directores que actualmente están dando sus primeros pasos en la dirección orquestal. Frank Di Polo, fundador y primer concertino de la Orquesta Nacional Juvenil de Venezuela, rememora la huella de Abreu como director de orquesta: “Al inicio tuvimos muchos directores y cuando íbamos de gira, teníamos seminarios con algunas batutas internacionales. Pero verdaderamente el director más innovador de todos, el que siempre hizo sonar la orquesta diferente, era y es José Antonio Abreu. La manera como él dirigía, los tempos que tomaba, los fraseos, eran retos constantes, muy difíciles de superar, musicalmente hablando”.