José Salazar: «El Sistema es un tesoro único en el mundo»

El maestro venezolano, director de la Royal Opera House de Londres, dirigió dos emblemáticas agrupaciones de El Sistema y compartió con los estudiantes de dirección orquestal, en su reciente visita a Venezuela
PRENSA EL SISTEMA
Durante dos semanas, el director de la Royal Opera House de Londres, José Salazar, venezolano, oriundo del estado Nueva Esparta y formado desde temprana edad en las filas de El Sistema, regresó a su país para subir al podio y alzar la batuta frente a la Orquesta Sinfónica Juan José Landaeta (OSSJL), y a la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar de Venezuela (OSSBV). Esta oportunidad también fue propicia para compartir saberes con los estudiantes de dirección orquestal de la institución.
—¿Cómo se siente en esta nueva visita al país, especialmente durante la celebración de los 50 años de El Sistema?
—Yo siempre digo que sigo siendo beneficiario de El Sistema, porque cada vez que vengo me sigo nutriendo y la institución me sigue dando oportunidades para continuar creciendo a nivel profesional. Esta vez tuve la oportunidad de trabajar con la Orquesta Sinfónica Juan José Landaeta, y por primera vez en mi vida voy a trabajar con la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar de Venezuela. De verdad estoy muy contento porque siempre me siento regresando a casa, y, además, estoy cumpliendo un sueño porque uno va afuera a trabajar con otras orquestas, pero La Bolívar significa para nosotros siempre una de esas grandes metas.
—Maestro, durante su primera semana en la institución dirigió a la OSJJL, ¿cómo vivió esa experiencia?
—Fue una semana dura para la orquesta y para mí también. Creo que no había hecho ninguna de las tres obras del repertorio, pero me sentí en confianza para trabajar con ellos. Era un programa bastante demandante para hacer en una sola semana: la Obertura Tannhäuser, de Richard Wagner, la Introducción y rondó caprichoso para violín y orquesta, de Camille Saint-Saëns, con el violinista Luis Martínez como solista, y la Primera Sinfonía, de Piotr I. Tchaikovsky. La orquesta asumió el reto y desde un primer momento me sentí como en casa.
—¿Y cómo fue el trabajo con la OSSBV?
—Igualmente fue un repertorio muy demandante. Pude traer una obra que tengo muy cercana a mi repertorio: el Romeo y Julieta, de Prokofiev, que estoy asistiendo en el ballet en Londres. Es bonito traer algo que estoy aprendiendo y compartir, y creo que fue bastante receptivo. La Sinfónica Simón Bolívar, hoy en día, tiene una mezcla de generaciones, y es estar con esos héroes que siempre hemos visto tocando en la orquesta, compartiendo también con gente que conozco de cuando yo me estaba formando, estudiando en el programa o estudiando en el núcleo, gente que viene de las orquestas juveniles. Es bonito sentir toda esta energía de personas que has conocido toda la vida, pero que nunca habías puesto junta.
—Además de dirigir, también impartió clases de dirección en núcleos como el Centro Académico Regional Montalbán. Cuéntenos un poco de lo que fue esta labor.
—Tuve la ocasión de impartir las clases junto a la Orquesta Regional Juvenil Evencio Castellanos del Centro Académico Regional Montalbán, que es una segunda casa para mí. Estuve ensayando con la orquesta y, en cuanto a los estudiantes de dirección, yo propuse tener varios directores que estudiaran el repertorio conmigo, que fueran a los ensayos para que también me sirvieran de asistentes en cuanto a escuchar, a darme notas, a escuchar balances, todo eso dentro de la sala y que, al mismo tiempo, ellos se estudiaran el repertorio y que pudiéramos discutir cómo se hace esto, cómo se hace lo otro. Este es el trabajo que yo hago en Londres y creo que sería para ellos una experiencia más interesante, porque es una formación que uno no recibe como director, uno no aprende a ser asistente. Yo quería brindarles esa oportunidad y que les quedara el repertorio.
—Para cerrar, ¿qué mensaje les deja a los jóvenes músicos en el 50° aniversario de El Sistema?
—Primero, deben ser muy agradecidos y reconocer que lo que tenemos aquí es un tesoro, algo único en el mundo, el tener una orquesta donde ir a tocar, donde dirigir, donde trabajar… Los conciertos más fuertes de mi temporada son aquí en Venezuela. Nosotros tenemos un tesoro cuando tenemos el acceso a este recurso humano que no es tan fácil conseguir afuera. Aunque algunas veces uno se frustra porque no está trabajando con agrupaciones grandes o profesionales, en realidad ahí es donde está la escuela, ahí uno aprende, se forma, uno desarrolla las herramientas y crea esa experiencia que afuera no te la da ninguna clase, ningún maestro, ni nada por el estilo.