La SSB fue reconocida en México como embajadora de la transformación social
Ante miles de personas, que residen en la Delegación de Iztacalco, en Ciudad de México, la orquesta pionera de El Sistema ofreció su concierto de despedida de esta visita de reencuentro con la nación latinoamericana. Los músicos venezolanos agradecieron el cariño y admiración de quienes acudieron a esta presentación al aire libre, y de quienes siguieron todas las actividades de esta gira
La Sinfónica Simón Bolívar se despidió de la Ciudad de México con un concierto al aire libre, que congregó a miles de personas que residen en una de las comunidades más desfavorecidas de la capital mexicana. La Explanada de Iztapalapa, situada en la Delegación de Iztacalco, sirvió de escenario para que los músicos venezolanos, bajo la dirección de Diego Matheuz, lograran el acto de magia que permite la música, cuando es tocada desde el corazón. Nuevamente los artistas fueron ovacionados y reconocidos como embajadores del mensaje de transformación social que el Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela lleva alrededor del mundo.
Con gran entusiasmo, los asistentes buscaron sus asientos desde tempranas horas del pasado sábado 25 de junio, para disfrutar de la última actuación de esta orquesta pionera de El Sistema, que luego de más de 20 años, se reencontró con el público azteca entre conciertos y actividades educativas. Familias enteras, numerosas madres con sus niños y hasta personajes de las artes callejeras se acomodaron en las sillas dispuestas por la Secretaría de Cultura de Ciudad de México, para escuchar el repertorio, esencialmente latinoamericano, preparado para esta presentación al aire libre.
Los músicos fueron recibidos con mucha alegría. Algunos admiradores, que ya habían estado en los conciertos ofrecidos en el Auditorio Nacional (23 de junio) y en la Sala Silvestre Revueltas (24 de junio), decidieron seguirles el paso, y se trasladaron hasta el Este de la capital mexicana, para seguir escuchando las obras del programa de esta gira internacional. Algunos selfies y firmas de autógrafos precedieron la jornada musical, que se celebró a pesar de la lluvia que cayó sobre Iztapalapa.
Grand Fanfare, de Giancarlo Castro, abrió la ejecución. La métrica de esta composición calentó los ánimos rápidamente, dando paso a la interpretación de la Suite margariteña. Los refrescantes acordes de la obra de Inocente Carreño trajeron una nueva tanda de aplausos para la orquesta, que continuó del mismo modo con la Suite de Ballet La estancia, de Alberto Ginastera, y Sensemayá, de Silvestre Revueltas. Estas dos últimas obras dejaron la mesa servida para los bises que, como ya es costumbre, el público recibe como parte del agradecimiento de los músicos venezolanos.
Nuevas emociones afloraron con la obra sinfónica de José Pablo Moncayo, Huapango, ante la cual los mexicanos dejan ver toda la dimensión de su identidad cultural, y con el popurrí Aires de Venezuela, de José Terencio Silva, con la que se agitaron de manera enérgica las banderas de nuestro país.
Una nueva ovación puso fin al concierto y dio paso a los reconocimientos oficiales de la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México. Tras recibir rosas blancas de parte de un grupo de niños de Iztapalapa, los músicos de la SSB decidieron obsequiarlas a los espectadores, como un gesto al cariño y admiración recibida durante esta visita artística y educativa.
La presentación de la Sinfónica Simón Bolívar en la Ciudad de México forma parte de las actividades de proyección internacional y de la misión multiplicadora de transformación social del Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela, cuyo órgano rector es la Fundación Musical Simón Bolívar, adscrita al Ministerio del Poder Popular del Despacho de la Presidencia y Seguimiento de Gestión de Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela.