La OSC y la SSB preparan obras de Chopin y del compositor venezolano Raimundo Pineda
Bajo la dirección de Dietrich Paredes y junto con la Orquesta Sinfónica de Caracas, David Ascanio interpretará el Concierto para piano y orquesta N° 2, de Frédéric Chopin, este jueves 20 de octubre. Mientras, el clarinetista Gorgias Sánchez, tocará el Concierto N° 5 para clarinete y orquesta, de Raimundo Pineda, este viernes 21, acompañado por la Sinfónica Simón Bolívar y dirigido por Jesús Uzcátegui. Ambos conciertos serán a las 4:00 pm en La Sede
Son las dos de la tarde. Notas sueltas de violines y trompetas se escuchan en la Sala Simón Bolívar del Centro Nacional de Acción Social por la Música (La Sede), previo al ensayo general de la Orquesta Sinfónica de Caracas (OSC). Los músicos ocupan gradualmente los puestos correspondientes a la fila de su instrumento. Mientras, un proceso de afinación y movimientos individuales a punto de encontrarse van construyendo la atmósfera para el concierto de este jueves, 20 de octubre a las 4:00 pm.
El maestro Dietrich Paredes, batuta en mano, dice a los jóvenes músicos frases como: “El sonido debe salir mucho más bello”, “en esta parte hay una tendencia a correr”, “deben llenar la sala de un gran sonido”. Una y otra vez el director corrige tiempos, compases, silencios y cadencias, para obtener una hermosa e impecable ejecución en cada una de las obras del programa. La pasión de los músicos y la magia del repertorio auguran un concierto especial.
La OSC y su director afinan la Sinfonía N° 3 en Mi bemol Mayor, de Robert Schumann, y cada nota le da al ambiente una poderosa melodía proveniente de las cuerdas, fagotes, trompetas y clarinetes. Cada integrante de la orquesta muestra precisión y un particular dinamismo al tocar la última composición sinfónica de este autor, inspirada en el Rin y estrenada en 1851. La interpretación de los cinco movimientos que la componen debe transmitir su frescura, expresividad romántica y riqueza de matices.
Las poderosas, oscuras y dolorosas tonalidades de la Obertura Coriolano, de Ludwig van Beethoven, también se escucharán en el concierto de este jueves. Se trata de una historia que muestra el lado humano del general romano Coriolano, quien al ser desterrado de Roma, decide destruirla. En un destello de sabiduría y a punto de llevar a cabo su cometido, abandona su plan y se quita la vida.
Una hora antes de culminar el ensayo, el escenario de la Sala Simón Bolívar se convierte en un olimpo de seducción con el Concierto para piano y orquesta N° 2, de Frédéric Chopin, interpretado por el virtuoso David Ascanio, quien explicó que esta obra tiene la particularidad de que el piano está presente todo el tiempo y fue hecha a la manera de los conciertos barrocos. “Es muy difícil de acompañar por su peculiar sintaxis y articulación, lo que se convierte en un reto para el director”.
Esta pieza fue escrita por Chopin, cuando tenía 19 años de edad, como una declaración de amor que se convirtió en tragedia al no ser correspondido. La caracterizan acentos dramáticos que van desde movimientos suaves, amplios, líricos e íntimos, en los que sobresale la cuerda. El pianista brillará a través de una interpretación desenfadada.
Ascanio destacó que este concierto tiene una connotación especial para él porque Chopin es considerado como el poeta del piano y además se lo enseñó el maestro José Antonio Abreu. “Lo dedico a mi mentor, porque ha sido para mí, no sólo un maestro de piano, sino de música, de arte y de la vida”.
Enfocados en la excelencia.
En el pasillo del sótano 1, del Centro Nacional de Acción Social por la Música, se escucha la obra Capricho italiano, del compositor ruso Pyotr Ilyich Tchaikovsky. Son las 8:00 am y ya la Sinfónica Simón Bolívar (SSB) está entregada, de lleno, al ensayo para el concierto que se realizará en La Sede este viernes 21 de octubre, a las 4:00 pm.
Un ambiente familiar y juguetón se percibe en el espacio que ocupan los músicos de la SSB, que le siguen la mirada al maestro Jesús Uzcátegui, mientras, con tono firme y respetuoso, va indicando sus observaciones a los integrantes de cada cuerda, para encontrar el sonido preciso de la obra.
“Bastante bien oboes”. “Está demasiado fuerte. Demasiado agresivo. Puede ser más elegante”. “Vamos chelos, expresivos”, precisa el director, refiriéndose a las notas de Tchaikovsky que retratan de manera divertida y amorosa la felicidad que experimentó el autor durante sus vacaciones en Florencia, Roma, Nápoles y Venecia. La hermosura del paisaje iluminado por el sol y la sencillez de la cultura italiana es magistralmente expresada en esta obra orquestal.
Minutos más tarde se incorpora al ensayo Gorgias Sánchez, quien interpretará este viernes en La Sede, el Concierto para clarinete y orquesta, de Raimundo Pineda. Esta será la segunda interpretación pública de esta pieza desde su estreno en el 2005, cuando fue ejecutada por el clarinetista y miembro fundador de El Sistema, Valdemar Rodríguez.
El solista cuenta que sus tres movimientos desarrollan elementos rítmicos y melódicos extraídos del folklore venezolano, alternando pasajes de gran agilidad entre el solista y la orquesta. De igual manera, expresa una profunda ternura a través de apacibles armonías, y tiene un aire de danza zuliana, ligera y de ricos ritmos, intercambiados entre el solista y la orquesta.
“Para mí es un honor ser la voz para representar esta obra, donde la dulzura y la gracia lo son todo. Su autor destaca un registro agudo y sobreagudo intercalado con pasajes de agilidad, poco utilizado por compositores y muy temido por clarinetistas”, señaló Sánchez.
El clarinetista resaltó que “este concierto muestra la búsqueda de Raimundo Pineda como compositor, poeta de aires venezolanos, de vaporosas armonías y delicadas orquestaciones. Una de sus obras más representativas de principios de siglo y una adquisición importante para el repertorio venezolano del clarinete como solista”.
El ensayo de la Sinfónica Simón Bolívar, culmina con la Sinfonía N°7 en Re menor, de Antonín Dvo?ák, en cada nota afloran las más profundas cargas emocionales del autor, producto de la muerte de su madre y de su hijo mayor. También manifiesta su sentido de patriotismo, sueño que con el tiempo lo convirtió en el primer representante del nacionalismo checo. En este concierto se imponen las violas, los violonchelos y clarinetes a través de enérgicas melodías, que quedan flotando en el ambiente mientras los músicos recogen sus instrumentos.
Estos dos conciertos son parte de la programación artística y musical que el Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela ofrece en todo el país, durante el último trimestre de 2016. Esta labor es impulsada a través de su órgano rector, la Fundación Musical Simón Bolívar, institución adscrita al Ministerio del Poder Popular para el Despacho de la Presidencia y Seguimiento de la Gestión de Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela.