El Núcleo 23 de Enero mostró en fusión caribeña a dos de sus agrupaciones orquestales
La Orquesta Sinfónica Juvenil Regional Juan Bautista Plaza y la Orquesta Latinocaribeña se unieron en un concierto de música popular, dando inicio a su temporada de presentaciones dentro del Ciclo 43 Aniversario de El Sistema
La Orquesta Sinfónica Juvenil Regional Juan Bautista Plaza (OSJRJBP) y La Orquesta Latinocaribeña, ambas del Núcleo 23 de Enero, iniciaron su temporada de conciertos en la Sala Simón Bolívar del Centro Nacional de Acción Social por la Música (Cnaspm) dentro del Ciclo 43 Aniversario del Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela (El Sistema). Durante la presentación, el público bailó al ritmo de los clásicos caribeños.
A sala llena y con un emotivo discurso, el director del Núcleo 23 de Enero, Hans Loreto, rindió homenaje al maestro José Antonio Abreu, fundador del proyecto artístico, pedagógico y social que beneficia a más de 900 mil niños y jóvenes en todo el país, y cuya labor ininterrumpida alcanza más de cuatro décadas.
Bajo la batuta del maestro Larry Jayaro, la Orquesta Latinocaribeña del Núcleo 23 de Enero logró conjugar el sonido latino con la ejecución sinfónica de los 120 niños, niñas y jóvenes integrantes de la OSJRJBP. El resultado fue una dupla musical contagiosa, que en varias oportunidades contó con la complicidad de los asistentes, quienes no dudaron en mover los pies desde sus asientos y tributar efusivos aplausos.
El repertorio comenzó con los clásicos de Pérez Prado Que rico el mambo y Mambo N°5, los cuales, para sorpresa del público, enlazaron cómodamente con el tema El sabio, de Héctor Lavoe. Luego de estos temas sonó La esencia del guaguancó, de Tito Curet Alonso y Jhonny Pacheco, dando oportunidad al solista José Pinto, de 17 años, de mostrar todo su potencial interpretativo.
La atmósfera se tornó un poco más calmada cuando en las voces de José Pinto y Andreina Rangel se dejó escuchar, en versión a dúo, el bolero Ausencia, de Héctor Lavoe. Luego el turno protagónico fue para la percusión y el set de tumbadoras, que predominan en el tema de autor anónimo El llamado, en el que destacó la voz del joven cantante Jonaicker Ramírez.
Con el merengue de La travesía, de Juan Luis Guerra, llegó el turno en solitario al micrófono para Dagner Benítez, uno de los nuevos cantantes de la Orquesta Latinocaribeña; mientras que la popular composición autobiográfica El cantante, también de Héctor Lavoe, y en adaptación de Jairo Gómez, abrió espacio para apreciar el talento de José Pinto.
También hubo espacio para la música de otros géneros, con algunos temas popularizados por la Billo’s Caracas Boys, en cuyos mosaicos afloran múltiples recuerdos, y para cerrar se escogió un popurrí de Guaco, durante el cual no faltaron las manifestaciones de apoyo a las tradiciones musicales venezolanas. La jornada transcurrió animosa, dando lugar al reconocimiento del trabajo de los músicos, los directores y los arreglos para la interpretación, en su mayoría logrados por Hans Loreto Nicholls.
En el pre concierto sonó una de las agrupaciones más avanzadas del Núcleo 23 de Enero. Se trata del grupo de cámara Guayoyo Ensamble, conformado José Infante, cuatro; Adán Blandin, bajo y guitarra, Luis Conza, percusión; y Gabriela Vera, cantante, quienes presentaron sus propias versiones de temas Rawayana, Jorge Luis Chacín con el Pollo Brito y Guaco.
Sin duda, fue una jornada marcada por la excelencia que se cultiva en los núcleos del Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela, cuyo órgano rector es la Fundación Musical Simón Bolívar, adscrita al Ministerio del Poder Popular de del Despacho de la Presidencia y Seguimiento de la Gestión de Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela.