Sinfónica Juvenil de Caracas debuta en Hiroshima con música para la paz
Venezuela y Japón fortalecieron lazos para la fundación de un núcleo de El Sistema en Hiroshima que, basado en el modelo creado por el maestro José Antonio Abreu, pueda formar a la Sinfónica Infantil de Hiroshima
Ya Dietrich Paredes lo había advertido: “Más que sonido y música, venimos a compartir alegría y paz”. El director de la Sinfónica Juvenil de Caracas (SJC) no se equivocó. Este martes 8 de octubre de 2013, mientras en Venezuela amanecía, los 200 músicos venezolanos contagiaron de entusiasmo al Hiroshima City Bunka Koryu Kaikan, durante el debut de la orquesta en tierra japonesa. El público de la ciudad, que en 1945 fue protagonista del primer bombardeo atómico, aplaudió durante 10 minutos a los integrantes del Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juvenil e Infantiles de Venezuela.
“Hay una diferencia fundamental entre cumplir una tarea y cumplir una misión. La orquesta cumple todos los días una tarea que trasciende a una misión: llevar un mensaje de paz. La música es la fuente de la alegría y la esperanza. Aquí, a Hiroshima, venimos a traer el valor de la belleza, la verdad, el bien y la felicidad basada en la humildad”, aseguró el maestro José Antonio Abreu a su llegada a Hiroshima.
Justamente por esa música de alegría y felicidad, los casi 2000 asistentes no dudaron en mostrar su emoción durante las más de dos horas que duró el concierto. A pesar de caracterizarse por ser un público reservado, apenas los jóvenes caraqueños salieron al escenario los japoneses aplaudieron con la convicción de que asistían a un concierto único. Y así fue.
Con la obertura La Forza del Destino, de Giuseppe Verdi, las emociones comenzaron a florecer. La Juvenil de Caracas recibió los primeros aplausos de pie luego de la interpretación del Concierto para piano y orquesta en la menor, Op. 16, del noruego Edvard Grieg. La actuación como solista de la pianista, nacida en Hiroshima, Mami Hagiwara -quien ya había tocado con la orquesta en Caracas-, impresionó hasta a los músicos.
Los solos de corno de Carlos Martínez y del oboe de John Francois destacaron en la Sinfonía Nº 5 en mi menor, Op. 64 de Pyotr Ilyich Tchaikovsky. La depresión y el desasosiego que le imprimió el ruso a la obra, escrita en 1888, fue retratada por la orquesta en un segundo movimiento que revolvió las emociones de los espectadores.
Luego del repertorio académico de gran exigencia, llegaron los bises. Las luces se apagaron y el público comenzó a saltar de la emoción. Sabían lo que vendría: los chicos de la SJC trajeados con la chaqueta tricolor. Tico-Tico no Fubá, del brasileño Zequinha de Abreu, y el Mambo, del estadounidense Leonard Bernstein, pusieron a bailar a más de uno. Los aplausos duraron 10 minutos. La Juvenil de Caracas debutaba así en Japón.
“La Sinfónica Juvenil de Caracas está iniciando su gira por el continente asiático aquí por lo que significa la ciudad de Hiroshima como símbolo de lucha y de paz. Nuestras orquestas son el único sitio en el que se pueden convocar a los jóvenes y niños para conseguir la armonía y la paz a través de la educación musical”, resaltó el embajador de Venezuela en Japón, Seiko Ishikawa.
Lazos musicales
El día comenzó con un encuentro entre el alcalde de la cuidad, Kazumi Matsui; el embajador de Venezuela en Japón, Seiko Ishikawa, y el director ejecutivo de El Sistema, Eduardo Méndez. Allí se fortalecieron los lazos para la creación de un núcleo de orquestas y coros en Hiroshima en el que se que pueda formar, en base al modelo creado por el maestro José Antonio Abreu, la Sinfónica Infantil de Hiroshima.
“Cuando recordamos a los niños víctimas de la bomba que cayó en Hiroshima, nos comprometemos a fundar la Sinfónica Infantil de Hiroshima”, afirmó el maestro Abreu cuando se encontraba colocando un ofrenda floral en el Monumento de la Paz de Hiroshima, lugar exacto en donde explotó la bomba atómica hace 68 años.
El mensaje de paz que lleva la Sinfónica Juvenil de Caracas en su segunda visita por el continente asiático se suma a los logros obtenidos durante estos 38 años por El Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela, cuyo ente rector es la Fundación Musical Simón Bolívar, adscrita al Ministerio del Poder Popular del Despacho de la Presidencia y Seguimiento de la Gestión de Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela.