El Coro de Manos Blancas demostró que el alma no tiene discapacidad
Bajo la conducción de Naybeth García y de Luis Chinchilla, los 120 músicos ofrecieron dos conciertos con los que fueron ovacionados hasta las lágrimas. El tenor Plácido Domingo llegó de sorpresa y afirmó que el próximo Premio Nobel de la Paz debería ser para el maestro Abreu
«¿Por qué nos hacen llorar?”, le preguntó un espectador a la directora del Coro de Manos Blancas (CMB), Naybeth García, cuando salía del concierto que ofreció la agrupación en el Festival de Salzburgo. “Es que el alma no tiene ninguna discapacidad”, aseguró. Este 8 de agosto, al ver la interpretación de los 120 integrantes del CMB, los espectadores que asistieron a la sala del Stiftung Mozarteum (Fundación Mozart) entendieron que se puede cantar sin necesidad de tener voz.
Niños y jóvenes con diversos compromisos cognitivos, motores o físicos demostraron en la ciudad de Mozart que ellos también son artistas y que pueden desarrollar sus potencialidades como cualquier persona. Con ello, cumplían el sueño de Luis Alberto, uno de los chicos del coro: “Quiero que en el concierto nos vean como sus iguales”. Quienes asistieron observaron a un grupo de jóvenes que demostraron que la música no conoce de límites.
Con un repertorio que mezcló las piezas académicas más rigurosas con tonadas populares venezolanas, entre otros legados del folclor nacional, el Coro de Manos Blancas, de la mano de la profesora Naybeth García y Luis Chinchilla, mostró el trabajo que han realizado durante 20 años en 30 núcleos venezolanos.
Fueron los chicos de Barquisimeto, estado Lara, los que tuvieron la oportunidad de conseguir con sus voces y sus movimientos gestuales en Salzburgo que uno de los espectadores más exigentes de la música académica se pusiera de pie para aplaudirlos, incluso cuando ya estaban dentro de camerino. Se trataba de Plácido Domingo. “Estoy orgulloso y he visto cómo el público ha enloquecido con lo que hicieron hoy (…) Con su labor, el maestro ha cambiado la vida de miles de jóvenes y niños, no solo en Venezuela sino en el mundo entero. Sin duda el próximo Premio Nobel de la Paz debe ser para el maestro Abreu”, señaló el tenor.
El Ave María, de John Rutter, la primera pieza en ser interpretada, hizo que las lágrimas comenzaran a brotar; y a partir de ahí no pararon. Con el Gabán y Los dos gavilanes, de Adelis Freites, los aplausos se transformaron en ovaciones y estallidos de alegría. El público subía sus manos y agitaba sus dedos para que coristas con dificultades auditivas también sintieran que habían logrado un hito histórico.
La participación de los venezolanos en lo que se ha denominado “El Sistema: La Residencia” está por terminar. En estos 14 días el público europeo ha sido testigo de los logros de la Fundación Musical Simón Bolívar Simón Bolívar, ente rector del Sistema de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela, adscrita al Ministerio del Poder Popular del Despacho de la Presidencia y Seguimiento de la Gestión de Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela, que seguirá demostrando que «Los niños y jóvenes venezolanos triunfan con la música».