El enérgico liderazgo que otorga la batuta al director de orquesta
A través de esta mágica varilla se logra conectar al público con las obras musicales, ya que el músico que la ostenta puede llevar la ejecución hacia los más profundos matices de la composición. De esa secreta relación con este instrumento hablan algunos destacados directores de El Sistema
Aparentemente, la dinámica orquestal está compuesta por el director, los músicos y los instrumentos que estos ejecutan, uno de ellos es la batuta. Esa mágica varilla que posee una tradición, una histórica razón de uso y un lenguaje académico y místico cobra vida en cada concierto, además de la íntima relación que posee con cada director orquestal.
La batuta es el único instrumento musical que crea el sonido, pero no lo emite, y desde su silencio es capaz de generar las más hermosas melodías. Además, es el principal instrumento de las figuras que lideran las agrupaciones de música académica: los directores de orquestas.
En un comienzo, la batuta se usaba sólo para marcar el tempo y progresivamente fue comunicando otros elementos. Actualmente, el director además de marcar el tempo y el pulso interno de la música, transmite información sobre la dinámica, el carácter, el fraseo, el balance, el espíritu de la obra y la calidad de sonido que espera se produzcan, así lo explicó Teresa Hernández, responsable de la Cátedra de Dirección de Orquestas de El Sistema.
“La fuerza no viene de la batuta, sino del sonido interno, la fuerza del espíritu, y que el brazo, el cuerpo, la mente y el alma forman un todo armonioso al servicio del creador y sus obras.”, enfatizó la docente.
Con el tiempo, las varillas han ido evolucionando hasta hacerse más livianas, ahora son hechas de fibra, vidrio, carbono, maderas y plástico. Preferiblemente, debe estar pintada de blanco debido a que este color es un excelente transmisor de energía y le da una mayor visibilidad a los músicos.
El reconocido director orquestal venezolano Dietrich Paredes manifestó que con la batuta siente que dibuja la música, llena de colores los sonidos, le inyecta carácter, le da tensión, distensión, dulzura, afecto, amor y fuerza. “Todos estos colores, sentimientos, densidades y texturas están en el alma del intérprete, y más aún del compositor”, subrayó.
Por su parte, director de la Orquesta Sinfónica de Stavanger, Christian Vásquez, define su relación con la batuta como de carácter muy personal. Desde hace varios años usa la misma por considerarla su “batuta de la suerte”. De sus 5 varillas orquestales, sólo hay una que se lleva los honores de estar siempre en su mano derecha. Vásquez también comentó que logra combinar la dirección musical con gestos realizados con su mano izquierda pues de ese lado donde está el corazón, el conductor natural de los sentimientos.
Por otra parte, Enluis Montes Olivar, director asistente de la Sinfónica Juvenil de Lara, dijo que por medio de la batuta expresa tanto a los músicos como al público sus ideas, fe, seguridad, energía y su fuerza vital. “La batuta juega ese papel de transmisor externo que catapulta ese pequeño lecho mágico de hacerse sentir sólo a través del gesto y el pensamiento intelectual”, reiteró.
Aunque parezca insólito, muchos directores de orquesta en el mundo han perdido su batuta durante un concierto. En esta oportunidad, la profesora Teresa Hernández contó que su batuta varias veces se ha llegado a romper en dos pedazos, “La velocidad de la batuta es tan rápida que nunca sé para dónde se va. Al final del concierto, o durante el ensayo, rescato la otra mitad y la llevo para el lugar especial que tengo en mi casa para las batutas rotas como agradecimiento por el tiempo y las experiencias que compartimos”.
Enluis Montes también recordó que durante un ensayo con la Sinfónica Simón Bolívar, justo cuando llegaban a uno de los clímax más interesantes de la Glosa sinfónica Margariteña, de Inocente Carreño, le quedó la mitad de la batuta en la mano y la otra fue a parar en la sexta hilera del patio bajo de la sala. Luego cambió de batuta como si nada hubiese pasado y la energía volvió a fluir.
Cada director tiene una manera particular de expresarse. Sin embargo, en lo que todos coinciden, es que cuando levantan la batuta y empiezan a escucharse los primeros compases de la melodía empieza a sentirse la magia.
Siguiendo la premisa del maestro José Antonio Abreu, director de orquestas y formador de la nueva generación de directores venezolanos, el Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela continuará expandiendo su mensaje por el mundo como un programa social y cultural, a través de iniciativas educativas impulsadas por la Fundación Musical Simón Bolívar, adscrita al Ministerio del Poder Popular para el Despacho de la Presidencia y Seguimiento de la Gestión de Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela.