El #FestLatMúsica: un espacio para decantar el acervo histórico de la música latinoamericana
Más de mil obras de compositores venezolanos y de América Latina se han presentado en el Festival Latinoamericano de Música; es un evento que ha ofrecido, sin duda, un gran banquete musical en las últimas seis décadas
¿Qué es un banquete? De acuerdo al diccionario de la Real Academia Española, esta palabra define una reunión de comida a donde concurren muchas personas para celebrar un acontecimiento. Pues, desde que se realizó la primera edición del Festival Latinoamericano de Música, en 1954, el público ha disfrutado, sin duda, del mejor banquete de música latinoamericana escrita por los compositores más representativos de cada época, en las últimas seis décadas.
¿Sabían ustedes que las reconocidas obras Sinfonía India de Carlos Chávez, la Cantata Criolla de Antonio Estévez, las Bachianas Nº 5 para Soprano y Cellos de Héctor Villa-Lobos, y el Danzón Nº 2 de Arturo Márquez, fueron estrenadas mundialmente en Venezuela, en el marco del Festival Latinoamericano de Música? ¡Qué deguste! Composiciones que, posteriormente, se convirtieron en símbolos musicales de la música de América Latina y hoy en día forman parte del repertorio regular de las principales orquestas de la región, y en ocasiones, del mundo.
Ahora bien, ¿cómo comenzó todo esto? El precursor del Festival Latinoamericano de Música fue el reconocido urbanista y promotor cultural, Inocente Palacios. De acuerdo a una investigación doctoral realizada por el compositor Miguel Astor, titulada “Los ojos del sojo: El conflicto entre nacionalismo y modernidad de los festivales de música de Caracas (1954-1966)”, el año en que se realiza la primera edición del festival, 1954, fue el momento cumbre del movimiento musical promovido por la escuela del maestro Vicente Emilio Sojo, “la nacionalista”, lo que permitió que las obras que emergieron de la misma, se presentaran en el festival y este, por lo tanto, adquiriese mayor renombre. Tanto esta primera edición, como las dos siguientes, 1957 y 1966, contaron con la colaboración del escritor cubano Alejo Carpentier.
Desde sus inicios, el festival llevó a cabo el concurso de composición. Y en la tercera edición se realizó el Congreso Internacional de Música de Cámara. Para esa época, la Orquesta Sinfónica de Venezuela era la única agrupación participante; en ella recayó la gran responsabilidad de interpretar todas las obras, lo que llevaría, en algunos momentos, a contratar orquestas del exterior, ya que el cansancio y la falta de tiempo ocasionaban malestar entre los músicos.
La edición del 66 contó con el apoyo del compositor y pedagogo cubano-estadounidense, Aurelio de la Vega, como consultor musical; en este 2014 el festival, que arriba a sus 60 años de fundación, le rinde tributo.
24 años ausentes, 24 ininterrumpidos
El Festival Latinoamericano de Música estuvo ausente por 24 años, desde su tercera edición en el 66; diferentes causas llevaron a su salida del espacio cultural del país. Luego, en 1990, es retomado por iniciativa del compositor y director de orquestas, Alfredo Rugeles, quien a través de la Fundación Circuito Sinfónico Latinoamericano Simón Bolívar y con el apoyo del Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela, liderado por el maestro José Antonio Abreu, el festival regresó para quedarse; ahora tiene los mismos 24 años realizándose bi-anualmente de forma ininterrumpida.
De esta forma, las principales orquestas de El Sistema, como la Sinfónica Simón Bolívar de Venezuela, la Sinfónica Juvenil Teresa Carreño, la Sinfónica Juvenil de Caracas y la Sinfónica de las Juventudes Francisco de Miranda, se han distribuido la tarea de ejecutar las obras de noveles y veteranos compositores venezolanos y latinoamericanos; la Sinfónica Municipal de Caracas, la Orquesta Filarmónica Nacional y la Orquesta Sinfónica Gran Mariscal de Ayacucho, también han tenido esa responsabilidad.
Durante las 18 ediciones del festival, incluyendo las primeras tres, se han presentado más de 1000 composiciones; obras de todas las estéticas musicales, incluyendo aquellas que se consideran de índole popular o alternativa. Es tanto así que, en 2014, la música electroacústica ha cobrado un espacio importante dentro de la programación. Por todo ello, el festival ha creado un archivo musical que, sin duda, guarda un tesoro para músicos, compositores e investigadores del futuro.
Este evento representa un mapa musical de Latinoamérica; en él se han dado cita compositores de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Cuba, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, México, Panamá, Paraguay, Puerto Rico y República Dominicana; es, América Latina, en todo su esplendor.
“El Festival Latinoamericano de Música es una oportunidad maravillosa para intérpretes y compositores. Poder conocer al compositor y trabajar con él, es una experiencia maravillosa”, ha expresado el pianista costarricense José Pablo Quesada quien fue parte de la edición 18, en este año 2014, ejecutando un concierto para piano de la venezolana Diana Arismendi, compositora y también directora ejecutiva del festival. Vivencia que es una de las características más importantes, por no decir la principal, de este evento: tener la presencia viviente del compositor.
“Estamos haciendo historia, creando un espacio para decantar el acervo histórico de nuestra música latinoamericana”, así lo ha reafirmado Arismendi en referencia a la importancia del festival, el cual llegará próximamente en el año 2016; será, una vez más, un banquete de nueva y buena música.