El órgano de la Sala Simón Bolívar sonó portentoso en nuevas manos
El I Festival de Órgano, celebrado este viernes, sábado y domingo, fue una oportunidad para descubrir a jóvenes ejecutantes y, al mismo tiempo, brindó una nueva ocasión para admirar el sonido de un instrumento único, construido especialmente para el Centro Nacional de Acción Social por la Música
La joya de la Sala Simón Bolívar (el órgano tubular diseñado y fabricado exclusivamente para la sede nacional de El Sistema), sí tiene quienes la admiren, pero mejor aún, quienes lo toquen y lo hagan sonar con todo su esplendor musical. Desde el pasado viernes 1 de agosto, y hasta ayer domingo 3, el público caraqueño tuvo la oportunidad de escuchar un completo repertorio organístico gracias a Xavier Moreno, Marinés Rodríguez, Ana Victoria Ascanio y Luis Parada, junto al maestro Pablo Castellanos, responsable de la Cátedra de Órgano Evencio Castellanos, que ha organizado el I Festival de Organistas Venezolanos.
Así como hace más de 20 años Pablo Castellanos lideró la Escuela y el movimiento de organistas en Venezuela, logrando organizar varios eventos y rescatando algunos órganos antiguos que se encontraban en iglesias emblemáticas del país, así nuevamente renace la idea de seguir profundizando la enseñanza y difusión de este instrumento, cuya música va más allá del repertorio eclesiástico.
Místico y portentoso, pleno de dulzura y sacralidad, así sonó el órgano de la Sala Simón Bolívar el viernes pasado, cuando el organista venezolano Xavier Moreno interpretó un completo repertorio de obras que abarcaron los períodos del 1500 al 1750, entre las que no faltaron Bach, Pergolesi, Pachelbel, Valente y Cabezón. Antes de cada interpretación, Moreno ofrecía un comentario acerca del compositor, la obra y el contexto en el que fue creada, permitiendo a la audiencia disfrutar de un concierto didáctico pertinente y muy bien agradecido, como se sintió en los aplausos.
El sábado 2 de agosto, fue el turno para que el maestro Pablo Castellanos mostrará los avances de tres de sus alumnos de la Cátedra de Órgano de El Sistema, que el maestro Abreu decidió llamar “Evencio Castellanos”, en homenaje a quien fuera su profesor y amigo. Primero le correspondió a Luis Parada, joven barinés, quien además de interpretar a Liszt estrenó una pieza corta de su autoría, titulada Salida.
Posteriormente, la dos damas del concierto provocaron elogios: Ana Victoria Ascanio (pianista) por su seguridad y aplomo artístico interpretando dos Toccata de Pachelbel, primero, y luego, acompañada por la Sinfónica Juvenil de Caracas, bajo la dirección de Jesús Uzcátegui, en la Sonata para órgano y orquesta de cuerdas en Do Mayor, de Mozart. Seguidamente, Marinés Rodríguez, quien reveló su destreza y sincronía frente al instrumento, ejecutando un repertorio complejo de cinco obras, entre las que destacó el hermoso Concierto para órgano y orquesta de cuerdas en Fa Mayor de Handel, que cerró la velada.
La última tanda del Festival no podía ser sino para quien ha cultivado y cuidado la herencia que le legó su padre. Pablo Castellanos demostró este domingo 3 de agosto, que si bien la batuta ha acaparado el mayor tiempo de su vida artística, su corazón y pasión musical no se ha deslindado del órgano. En la primera parte, el maestro hizo gala de su gran conocimiento técnico del instrumento interpretando composiciones de Bach, Franck y Vierne, mientras que luego del intermedio el “plato fuerte” estuvo reservado para una magistral ejecución, tanto de la orquesta como del solista, de la Sinfonía Nº 3 “con órgano” en Do menor, de Saint-Saëns.