Jesús Eduardo Álvarez: “Sinfonía es una obra cargada de venezolanidad”
Este jueves, 10 de marzo, se estrenó en Caracas, específicamente en el Centro Nacional de Acción Social por la Música, la obra del compositor venezolano Jesús Eduardo Álvarez, titulada Sinfonía. La experiencia de este compositor incluye la escritura de obras que van desde la música de cámara, cine y teatro hasta lo sinfónico. Aunque se encuentra fuera del país desde los 18 años, este músico venezolano no olvida sus raíces
El maestro venezolano Jesús Eduardo Álvarez, radicado en Italia, estuvo presente en el estreno de Sinfonía, en el Centro Nacional de Acción Social por la Música, este jueves, 10 de marzo, en horas de la tarde. La Sinfónica Juvenil de Caracas (SJC), bajo la dirección del maestro Dietrich Paredes fue la encargada de interpretar la obra.
El compositor, creador de conciertos solistas, sinfonías, música de cámara, cine y teatro, dio un alto a sus compromisos en Italia para estar presente durante el montaje y debut de su obra. Siempre activo y con sencillez se presentó en los ensayos para ofrecer indicaciones de la obra a los jóvenes músicos y al director de la SJC. “La experiencia ha sido extraordinaria; el maestro Paredes me dio la oportunidad de presentarme y hablar con los músicos desde el podio. Logramos una comunicación genuina y sentí un notable respeto no sólo hacia mí, sino hacia lo que estábamos haciendo. Eso me dice que todos quieren que todos estábamos trabajando por el bien común. Sé que ejecutar una obra nueva siempre es un reto y estoy muy contento porque el maestro Paredes y la orquesta la están asumiendo con gran responsabilidad”,indicó Álvarez, quien también realizó estudios en el Conservatorio Giuseppe Verdi de Milán y en la Accademia Chigiana de Siena y, además, es profesor de Lengua y Cultura Hispanoamericana.
¿Qué representa para usted estar en Venezuela para asistir al estreno de una de sus obras?
Para mí, es absolutamente fantástico estar en Venezuela y sobre todo para estrenar esta sinfonía con una de las orquestas de El Sistema, que son espléndidas por sus niveles de ejecución comparables con algunas orquestas europeas. Además, todos pertenecemos de alguna manera a este gran proyecto de Abreu y es un gran honor que esta obra forme parte de su repertorio.
¿Qué puede decirnos acerca de Sinfonía?
Sinfonía tiene dos vertientes o visiones: la primera es la parte emotiva o sentimental. Quien la escuche notará que está cargada de venezolanidad porque nace de la memoria musical de mi infancia y juventud, etapas que viví aquí. Al hacerla, me encontré escribiendo temas que tienen un origen en la música con la que crecí, por eso está llena de tradiciones, de esos recuerdos que no se pueden evitar.
La otra visión es un homenaje, desde mi pequeñez [dijo el compositor para indicar que se trata de un homenaje modesto], hacia la música occidental, la música de todos los tiempos. Es una presunción escribir una sinfonía, pues ya lo hicieron grandes autores, como por ejemplo Brahms, pero es un gesto de amor hacía la cultura que desarrolló el concepto de orquesta sinfónica e incluso el de las sinfonías.
¿Cuáles otros elementos aportan venezolanidad a su Sinfonía?
Cada uno de sus movimientos tiene nombres de géneros de la música venezolana. Sus nombres son “Pasaje”, “Coplas”, “Nocturno con tambores y danzas”. Esto como una manera de evocar nuestra música. Por ejemplo, las coplas fueron y son nuestro noticiero tradicional, el campesino es el coplero que ofrece informaciones reales o no. Y darle este nombre a uno de los movimientos es una manera de mostrar nuestra cultura.
¿Qué diferencias observa en el campo musical venezolano actual con respecto al que había durante su juventud?
El Sistema ha roto paradigmas. Cuando era joven daba por sentado que si quería alcanzar los más altos niveles en música debía tomar un avión para Francia, España o Estados Unidos para lograrlo. En la actualidad, con todo este movimiento musical fundado por Abreu, los jóvenes tienen la suerte de aprender todo desde aquí. Salir al extranjero puede ser un complemento de la formación que se recibe en Venezuela, porque ahora los jóvenes que desean ser músicos pueden formarse en el país con la misma calidad que ofrecen los países de Europa. Las orquestas de El Sistema cuentan una grandísima personalidad. Son lo que yo llamo cultura fértil, cultura viva. Esto quiere decir que en todo momento está en primer plano la personalidad de cada una de las personas que la conforman. Todos son viajeros y descubridores. Y sin duda, quienes escuchan a las orquestas venezolanas se sienten como parte de lo que ellos tocan.