La Orquesta Sinfónica Simón Bolívar de Venezuela colmó Edimburgo de sabor venezolano
El maestro Gustavo Dudamel dirigió a la OSSBV en un viaje por Venezuela, por medio de un concierto emotivo que marcó su reencuentro
PRENSA EL SISTEMA
En 1976, la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar de Venezuela (OSSBV) junto con el Maestro Fundador José Antonio Abreu viajaron a Edimburgo, Escocia, para presentarse en el Usher Hall. Esa historia fue el emocionante preludio del concierto del sábado, 26 de agosto de 2023, que se convirtió en un conmovedor reencuentro entre el maestro Gustavo Dudamel y la OSSBV, tejido con notas apasionadas que narraron una travesía -llena de naturaleza- en un mar de sensaciones.
A las 8:00 p. m., con la sala llena, la orquesta tomó su lugar y, de pie, recibió a su director musical, quien dio inicio al espectáculo de una manera inusual, explicando a los 2200 asistentes lo que estaban a punto de presenciar: “La Guasamacabra, compuesta por el maestro Paul Desenne, recientemente fallecido, está llena de sonidos de la naturaleza de nuestro país, Venezuela. Es un periplo a través de ella y no pueden imaginar lo emocionante que es tocarla con mi querida Orquesta Sinfónica Simón Bolívar de Venezuela”, dijo sobre la obra que abrió el concierto.
Al iniciar los acordes de Guasamacabra, la energía y la compenetración entre director y músicos inundó la sala, la emoción del reencuentro se sintió en cada nota, en cada movimiento.
La obra de Paul Desenne comenzó con compases suaves y delicados, como un amanecer caraqueño. Poco a poco Guasamacabra se va convirtiendo en una danza dramática que pareciera siempre al borde del caos. El maestro Dudamel y su orquesta la interpretaron con el compromiso y la agitación necesaria, como quien acude rápidamente a una cita ineludible, al encuentro con la vida.
La obra que prosiguió, Odisea, concierto para cuatro y orquesta del maestro Gonzalo Grau, quien estuvo presente en la sala, también podía ser definida como un recorrido por la geografía venezolana. Con la participación del maestro cuatrista Jorge Glem, como solista, el maestro Dudamel describió la obra como un periplo entre Cumaná, tierra natal de Glem, y su propia cuna, Barquisimeto.
“Es un encuentro dentro de la hermosa vida cacofónica que vivimos, así que muchas gracias. Estamos muy felices y orgullosos de estar aquí”, agregó.
Un nostálgico polo que trasladó el Usher Hall a las playas del estado Sucre, fue el inicio de una obra a la que el compositor le fue incorporando ritmos propios de diferentes regiones venezolanas, a medida que avanzaba el viaje.
La compenetración entre el director, el solista y la orquesta fue impecable, logrando una ejecución provocadora, desafiante y muy venezolana que se ganó calurosos aplausos de los presentes. Al finalizar, Glem subió nuevamente al escenario y brindó un solo en el que versionó entre otras composiciones el Himno Nacional de Venezuela, que despertó los “¡viva Venezuela!”
El concierto culminó con la Sinfonía N° 1 de Gustav Mahler, que el maestro dirigió con energía y pasión contagiosa. La interpretación de la OSSBV fue a la vez poderosa y delicada, capturando la amplitud emocional de la obra.
Una ovación de 8 minutos antecedió a los bises, que comenzó con Triqui-traqui, una versión caribeña de Paul Desenne de la polka Tritsch-tratsch, de Johann Strauss y que cerró al ritmo contagioso del Mambo de Leonard Berstein.
Las giras de conciertos y actividades académicas son vitrinas que reflejan los alcances del Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela, cuyo órgano rector es la Fundación Musical Simón Bolívar, ente adscrito al Ministerio del Poder Popular para el Despacho de la Presidencia y Seguimiento de la Gestión de Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela.