El Tchaikovsky Fest cerró con la hermandad de una orquesta binacional
El maestro Gustavo Dudamel dirigió este domingo 2 de marzo a 86 músicos de la Sinfónica Simón Bolívar de Venezuela y a 74 ejecutantes de la Filarmónica de Los Ángeles, en la sede de la orquesta angelina
La tarde del 2 de marzo dos temperamentos musicales se unieron en el Walt Disney Concert Hall de Los Ángeles, cuando los músicos de la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar de Venezuela (OSSBV) compartieron atriles con los de la Filarmónica de Los Ángeles (LAPhil), bajo la batuta del director musical de ambas orquestas, el maestro venezolano Gustavo Dudamel. El motivo de la cita musical fue darle cierre, con una gran orquesta binacional, al Tchaikovsky Fest.
Capricho italiano, Op. 45, una obra renovadora, llena de colores y sutilezas e inspirada en la musicalidad de Italia, dio inicio al concierto. Siguió Francesca da Rimini, Op. 32, obra con la que el autor retrata la ferocidad del viento y de la tormenta del infierno de Dante, destino de Francesca por haberse enamorado de su hermano. Los primeros y efusivos aplausos de pie dieron paso al intermedio.
La segunda parte del concierto continuó con los populares valses de La bella durmiente, el vals de las flores del Cascanueces –en cuyo pasaje musical se escuchó cristalina y hermosa la interpretación de la arpista venezolana Annette León-, Eugene Onegin y el Lago de los cisnes. El más famoso trabajo orquestal de Tchaikovsky, 1812. Obertura festiva, Op. 49, basado en la derrota de Napoleón por los rusos ese año, dio un cierre estelar al concierto cuando una banda externa de trompetas de la OSSBV, ubicada en lo alto del órgano de la sala, desplegó toda su fuerza y espíritu de triunfo.
Es la segunda vez que estas dos orquestas se juntan en la misma sala, aunque son varias las ocasiones en las que han compartido escenario bajo la guía del maestro Dudamel, incluso en el Teatro Teresa Carreño de Caracas durante el Proyecto Mahler. Luego del concierto, Deborah Borda, presidenta de LAPHil, ofreció unas palabras para los músicos: “Las dos orquestas somos una familia porque desde el Proyecto Mahler estamos unidos”.
El maestro Dudamel tuvo también palabras de cierre a estos 11 días de pura música: “Debemos seguir tocando con la mayor convicción y con la unión que nos ha caracterizado toda la vida. La belleza, la armonía y la paz está implícita en lo que hacemos. Gracias al maestro Abreu por hacer posible que estemos juntos, porque estamos tendiendo puentes a través de la música. Seguimos tocando, cantando y luchando por los niños de nuestra patria”.