Niños y jóvenes de Ciudad Bolívar tienen una sede propia
En la capital del estado Bolívar se inauguró una sede de El Sistema con el nombre del maestro José Antonio, quien recibió además la Orden del Congreso de Angostura, máximo galardón que otorga la región
Este 19 de mayo de 2014 fue un día para celebrar el futuro del Sistema de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles del estado Bolívar. Más de 500 niños y jóvenes tocaron y cantaron por primera vez, luego de 37 años de trabajo sostenido, en una sede especialmente construida para ellos en el Centro Cultural Bolívar de Ciudad Bolívar.
El gobernador del estado Bolívar, Rangel Gómez, inauguró la sede con el nombre del maestro José Antonio Abreu, fundador del Sistema de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela. Cuando el maestro puso un pie frente al edificio sonaron los aplausos y los gritos de ¡Bravo¡, pero 10 minutos más tarde los vítores eran de él para los niños y jóvenes que construyen el futuro con sus notas incipientes.
Las palabras de José Antonio Abreu eran una inyección de ánimo para los pequeños músicos que no hallaban cómo disimular la admiración y la emoción. Un ensamble de flautas dulces tocadas por niños de apenas 4 y 5 años, otro de percusión, una pequeña muestra del trabajo de los lutieres de la región (que se están formando para construir violines, violas, bandolas, cuatros y guitarras), un coro infantil, una orquesta típica y una orquesta sinfónica infantil, se repartieron en cuatro grandes espacios diseñados para los ensayos y para las clases. Lo que sonaba ahí era la alegría. Más de 500 niños disfrutarán inmediatamente de esta nueva sede. La meta es que a corto plazo la matrícula se eleve a 1200.
Una vez en el Teatro de Angostura, ubicado en el segundo piso del edificio, un joven clarinetista y una violinista, que además canta, sorprendieron a los asistentes con un concierto acompañado por la Sinfónica Juvenil de Ciudad Bolìvar. Fue un descubrimiento para muchos, eran el símbolo de una cantera de talentos que se erige como un tepuy, grande y sublime, en la historia musical de ese estado venezolano, cuya capital cumple 250 años este 22 de mayo.
En ese mismo recinto se le entregó a José Antonio Abreu la Orden del Congreso de Angostura, máximo galardón que otorga la región. El maestro la recibió como un compromiso por seguir trabajando en pro de tener, por lo menos, una orquesta y un coro en cada municipio de Bolívar. Lo recibió con la ilusión de engranar la voluntad de las empresas de la región para que, cada una, auspicie una orquesta, un coro o un núcleo, como lo está haciendo actualmente la Corporación Eléctrica Nacional (Corpoelec). También recibió el galardón en nombre de Dino Pronio, quien fue uno de los fundadores de El Sistema, y su hermano Edgar Pronio, solista destacado de la primera generación de la Sinfónica Simón Bolívar de Venezuela, quienes han empeñado su vida a la consecución del proyecto orquestal y coral en Bolívar.
Ciudad Guayana es una mina musical
Apenas un par de horas más tarde, el núcleo de Puerto Ordaz estaba listo para recibir la visita del fundador del Sistema de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela. En los antiguos espacios de una vieja cadena de almacenes, que luego fue un depósito de la CVG, se alistaban casi mil niños. Los primeros en tocar fueron los más pequeños. Los xilófonos, las flautas y triángulos dieron paso a una gran masa orquestal conformada por cientos de niños de la pre infantil que luego alzaron sus instrumentos con orgullo para agradecer el aplauso del maestro Abreu.
Pasada la primera puerta, esperaban al maestro los niños y jóvenes del Ensamble de Percusión, que incluye a niños con compromisos cognitivos como autismo, síndrome de Asperger y Síndrome de Down, entre otros. El Programa de Diversidad Funcional del núcleo de Puerto Ordaz también incluye un coro de voces y un coro de manos blancas. Todos ellos estaban allí para mostrar el resultado del esfuerzo diario, que hacen bajo el calor sofocante de una región donde la temperatura no cede. La sensación de felicidad es tan grande que a estos niños lo que menos le importa es el calor. Solo importa la música, el sentirse parte de algo importante que los hace ser distintivos en su comunidad.
Un ensamble de metales, la orquesta infantil y la orquesta juvenil también brindaron una muestra de su trabajo en un núcleo que aprovecha cada rincón para hacer música; un núcleo integrado por maestros, padres, niños y jóvenes que no creen en obstáculos, de gente con afán de construir. Luego de ver todo ese afán, y de escuchar la interpretación de la Quinta de Shostakovich, al maestro Abreu le pasó algo que pocas veces le ocurre: se quedó sin palabras. Y lo confesó. Estaba impresionado. Pasados unos segundos, les prometió trabajar por mejorar los espacios y también les impulsó a seguir trabajando por convertir a Bolìívar en una ciudad pujante en materia artística.
Afuera, apenas a unos metros de esta sede, hay un terreno donado por la CVG donde se construirá un Centro de Acción Social por la Música, uno de los ocho que se tiene previsto construir, gracias al apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo, en el interior del país. Allí, otros niños también tocarán el futuro.