Dick van Gasteren: En Venezuela se reinventa un lenguaje que olvidamos en Europa
En ésta, su segunda visita a Venezuela, el músico holandés ha compartido la labor pedagógica con la artística, con alumnos de dirección orquestal y junto a los músicos de la Sinfónica Juvenil Teresa Carreño y la Orquesta Sinfónica de las Juventudes Francisco de Miranda
Dick van Gasteren recuerda tener noticias sobre El Sistema desde que las jóvenes orquestas venezolanas comenzaron a llamar la atención en sus giras por Europa, y él fue precisamente una de esas personas tocadas por «el milagro venezolano». Sin embargo, su impacto fue mayor cuando tuvo la oportunidad de estrechar la mano del maestro José Antonio Abreu, en Amsterdam, en ocasión de la entrega al fundador de El Sistema del Premio Erasmus 2010, de manos del Príncipe de Orange, y cuyo tema ese año, por decisión de la Fundación Erasmus, se dedicó al futuro de la música clásica en Europa.
Desde entonces el músico holandés formado como violonchelista quedó impactado con los alcances del trabajo llevado adelante por el maestro Abreu, especialmente por la situación que atraviesa la música clásica en Europa y en Holanda: «La música clásica ha desaparecido, y en Venezuela se está reinventando un idioma que ya no hablamos en Europa», comenta el músico sobre el movimiento musical y social venezolano, al cual se conectaría de manera más activa a raíz de la publicación de su libro About Youth Orchestras and Conducting Didactics, que recoge su experiencia conduciendo a jóvenes músicos, específicamente frente a la Orquesta Juvenil Viotta, agrupación que dirigió durante 10 años. «Mi libro llegó al escritorio del maestro Abreu y fue traducido del holandés al español para que él pudiera leerlo; a partir de allí comenzó mi vínculo con El Sistema».
Van Gasteren fue invitado en mayo del año 2014 a trabajar durante dos semanas con la Orquesta Sinfónica de Juventudes Francisco de Miranda (OSJFM), «una agrupación maravillosa de Guarenas a la que dirigí», recuerda el director sobre ese primer encuentro con los jóvenes músicos mirandinos. En mayo del 2015 tuvo la oportunidad de conducir por primera vez a la Sinfónica Juvenil Teresa Carreño y, antes de regresar a Holanda, estará de nuevo al frente de la OSJFM, el domingo 7 de junio a las 4:00 p.m. en la Sala Simón Bolívar del Cnaspm, para asumir un repertorio conformado por la Sinfonía No. 3 en La menor, “Escocesa”, de Felix Mendelssohn; Obertura la Flauta Mágica, K.620, de Wolfgang Amadeus Mozart; y Till Eulenspiegel, Poema Sinfónico, Op. 28 de Richard Strauss, autores que considera fundamentales para la formación musical.
-Cuáles son sus expectativas con respecto a este nuevo encuentro con la Orquesta Sinfónica de Juventudes Francisco de Miranda
-Ha sido una experiencia increíble trabajar con los músicos venezolanos; siento que me enfrento a una cultura diferente, a una manera distinta de hacer música. Estoy además impactado con la mentalidad de la gente, que ha sido tan amistosa y me han recibido como en casa. Además los músicos trabajan muy duro, son apasionados con lo que hacen y le ponen mucha energía.
-A raíz de su conocimiento de El Sistema y de sus alcances, ¿cree que es posible que Holanda o Europa se beneficien de El Sistema venezolano?
-Tengo un año pensando en eso. Creo que necesitamos aprender que la música no es un lujo. Que no se puede pensar siempre, como efectivamente sucede en Europa, que la música debe traducirse en ganancias monetarias. Debemos tener presente al maestro Abreu cuando alerta sobre el peligro de la pobreza espiritual. Creo que en Europa tenemos mucho que aprender de esta experiencia, comenzando por la manera de tocar, la energía que los músicos le impregnan a lo que hacen.
-Y si le preguntaran en Europa cuál es la ganancia de convertirse en músico, ¿qué diría?
-Es difícil precisarlo, pero creo que es fundamental hablar el idioma de la música, y para ello hay que hacerlo lo más temprano posible, como quien comienza a caminar, a hablar, a escribir… En Holanda el contacto de los niños con la música es aún muy tímido y breve, además de que no contamos con generaciones de relevo para la enseñanza musical, y eso es un gran problema. En La Haya, ciudad de donde provengo y que cuenta con una población de casi 800.000 habitantes, ya no hay escuelas de música, algo increíble y muy preocupante. Se requiere de un cambio de mentalidad. Algunas orquestas incluso tratan de volverse más populares, como si les avergonzara su origen clásico…
-Durante sus dos visitas a Venezuela ha realizado trabajo pedagógico con el Programa de Formación Académica para Jóvenes Docentes y Directores. ¿Cómo ha sido esa incursión, basado en su experiencia previa?
-Tengo que decir que el trabajo que lleva adelante la maestra Franca Verhagen con el programa para jóvenes directores es maravilloso. Hemos hablado mucho sobre las necesidades y las posibilidades de trabajar acá en ese campo, y creo que los alumnos están recibiendo lo que necesitan, porque los directores siempre piensan que conducir es ser el jefe, el que lleva las riendas, y ella les enseña que antes de ser el jefe, hay que aprender de armonía, de contraste… y uno puede ver en cada uno de esos alumnos seguir ese proceso de aprendizaje.