Diego Matheuz y la OSSBV tocaron corazones con la Novena de Beethoven
Este sábado 20 de julio, en el Teatro Jorge Eliécer Gaitán de la capital colombiana, la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar de Venezuela brindó una notable interpretación de la Sinfonía nº 9 de Beethoven, la cual fue transmitida en directo a todo el país por la televisora municipal
Todo anhelo de paz y hermandad entre los pueblos y los seres humanos, se hace posible en el terreno de la música. Este es quizá el legado más profundo que Beethoven dejó a la humanidad, y que este sábado 20 de julio cobró fuerza y tocó corazones en el Teatro Jorge Eliécer Gaitán de Bogotá, donde el maestro venezolano Diego Matheuz, la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar de Venezuela y el Coro de la Opera de Colombia, ofrecieron una notable ejecución de esa obra cumbre de la música clásica.
Nada más que alzar su batuta le bastó al maestro Matheuz para emocionar a los colombianos, no sólo a los 1.750 bogotanos que coparon totalmente el aforo del Jorge Eliécer Gaitán, sino a las miles de personas que escucharon y vieron el concierto en directo, transmitido a todo el país por TV Capital. Un poco más de 135 músicos venezolanos y 135 voces del Coro Opera de Colombia, entonaron de entrada el Himno Nacional del país anfitrión.
Luego siguió la superación de un reto. El maestro Diego Matheuz hizo una interpretación ajustada a la partitura de Beethoven, evitando así caer en cliché y múltiples versiones que se escuchan de la más mediática e interpretada sinfonía de Beethoven, la cual contiene la archi conocida Oda a la alegría . La OSSBV, con el peso de su reconocida trayectoria, supo acompañar a los solistas, en esta oportunidad tres colombianos: Betty Garcés (soprano), César Gutiérrez (tenor) y Valeriano Lanchas (bajo-barítono) y a la peruana Jimena Llanos (mezzo soprano).
«Nada más perfecta que la Novena de Beethoven para decirle al mundo que sí es posible vivir en paz, y para desear que Venezuela y Colombia fluyan hacia el camino de la hermandad absoluta, porque ambas naciones tienen una carta de nacimiento común», dijo Betty Garcés, la soprano nacida en el pueblo de Buenaventura, en el pacífico colombiano, y quien con mucho esfuerzo se labra su carrera artística en Alemania.
Conjunción de talentos latinoamericanos
El concierto de la Novena de Beethoven fue además el cierre de tres exitosas funciones de Tannhäuser, de Wagner, que la misma Compañía Opera de Colombia produjo y cuya dirección musical encomendó al maestro Dudamel y a la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar de Venezuela. Y, como ha ocurrido durante florecientes momentos de la cultura latinoamericana, esta producción resultó ser un hito musical. Talentos y figuras de trayectoria nacidos en Chile, Uruguay, El Salvador, Brasil, Argentina, Venezuela y Colombia, hicieron una conjunción artística admirable.
Todas las artes todas, como lo concibió Wagner, fueron un «matrimonio perfecto» en esta producción. Dudamel –prodigioso y demostrando la madurez y sabiduría que va ganando en el campo operístico-, se entregó en cuerpo y en alma para que todo resultara una simbiosis total: los hermosos cuerpos de los bailarines de la Compañía de Indias transmitiendo el amor carnal planteado en esta obra; el Coro de la Opera de Colombia, sincronizado con la orquesta; la funcional y atractiva puesta en escena de Alejandro Chacón y el sobrio diseño de vestuarios de Adán Martínez, comulgaron admirablemente.
Asimismo, los solistas invitados, Daniel Frank (tenor en el rol de Tannhäuser), Melanie Diener (soprano, como Elisabeth) y Elena Zhidkova (mezzosoprano, como Venus), estuvieron a la altura de los ovacionados músicos de la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar de Venezuela, la cual hizo gala de su versatilidad, equilibrio y resistencia ante una obra de más de tres horas.
«Esta noche Wagner ha entrado en la historia de la ópera y de la cultura colombiana con el más alto nivel, gracias a ese orgullo de todos los venezolanos, colombianos y latinoamericanos como lo es el maestro Dudamel y sus músicos de la OSSBV. Esta producción sienta un precedente, y a la vez es un recordatorio: tenemos que unir a nuestras naciones para hacer estos maravillosos logros artísticos», dijo la reconocida gestora cultural colombiana Gloria Zea, quien llevó la Dirección General de esta producción.