Eddy Acosta: “Aquí no se dice no se puede, aquí se logra”
El instructor lleva la batuta en el único programa de formación de lutería dirigido a jóvenes con discapacidad motora, ofreciéndoles la posibilidad de desarrollar sus habilidades
En el Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela no sólo se forman músicos integrales; detrás de los conciertos y artistas talentosos, existe una gran cantidad de profesionales en distintas áreas que forman parte de El Sistema.
Tal es el caso de los lutieres, quienes se encargan del cuidado y mantenimiento de los instrumentos de las orquestas del programa musical y social venezolano. El lutier es un artesano dedicado a construir, mantener, reparar y restaurar instrumentos musicales. Dentro de El Sistema se creó, hace casi veinticinco años, el Programa de Lutería y la Escuela de Cuerdas Pulsadas y Frotadas, con sede en Caricuao, donde se imparte la preparación necesaria a las personas que desean ejecutar esta tarea y que, actualmente, cuenta con diez talleres de servicio distribuidos en todo el país. Eddy Acosta, de 47 años de edad, se formó en esta escuela y ahora es uno de los profesores encargados de multiplicar lo aprendido durante tantos años.
Acosta ha sido miembro de El Sistema por más de veinte años y ha ejercido distintas labores, entre ellas recreador y jefe de seguridad. En el año 2003, Acosta tuvo que disminuir su carga de responsabilidad por problemas de salud. Entonces fue asignado por el maestro José Antonio Abreu a un núcleo con un ritmo de trabajo más pausado. Cuando regresó a sus labores habituales, Acosta fue designado como miembro del equipo de seguridad de la Orquesta Sinfónica de Caracas, al mismo tiempo se presentó la posibilidad de formar parte de la escuela de lutieres que iniciaba sus clases teóricas en la sede del Conservatorio de Música Simón Bolívar; Acosta hizo todo lo que estuvo a su alcance para ingresar, su edad estaba fuera del rango regular de los estudiantes, pero él sentía que esa era la oportunidad que estaba buscando y finalmente lo logró.
Actualmente es lutier especialista en arcos y, además, es instructor en la extensión de la Escuela de Cuerdas Frotadas ubicada en Chuao, en las instalaciones de la Fundación Venezolana Pro-Cura de la Parálisis. Allí se ejecuta un proyecto especial desde el año 2010 enfocado en la enseñanza de la reparación de arcos para personas con discapacidades motoras.
“Ser parte de la familia de El Sistema es un honor para mí, igualmente poder brindar mis servicios para que el proyecto siga creciendo”, afirmó el artesano y habló de la necesidad de seguir formando jóvenes en esta área.
La finalidad de este proyecto, impulsado con la alianza de ambas fundaciones, es que en un período de año y medio los estudiantes aprendan a reparar, encerdar, y a hacer mantenimiento a los arcos, convirtiéndose en asistentes de Lutería. Como parte de este programa especial se ofrece a los participantes la oportunidad de desarrollar su rehabilitación de una forma diferente y activa.
El espacio donde se imparten las clases está completamente adecuado para que los participantes puedan desenvolverse sin problemas. Acosta contó que la creatividad y las diferentes propuestas de sus alumnos siempre son bien recibidas en el taller, y lo aprendido les sirve en su vida cotidiana. “Mis alumnos no sólo aplican los conocimientos que les enseño en Lutería, también les han sido prácticas en situaciones que se les presentan diariamente fuera del núcleo”.
Desde que se iniciaron las actividades en este núcleo, Acosta ha guiado a diecinueve participantes, un gran número para la naturaleza del oficio, quienes de manera voluntaria o sugerida por los terapeutas se involucran en el proyecto. Ahora, algunos de sus alumnos ejercen esta labor fuera del país. “Estos jóvenes llegan aquí sintiendo que no tienen nada que hacer en sus vidas, debido a sus discapacidades, y cuando comienzan se abre un mundo de posibilidades y cosas nuevas por hacer para sentirse útiles”, explicó.
El artesano destacó que cada uno de sus alumnos es un caso particular y en varias ocasiones ha tenido que recurrir a su ingenio para entender las necesidades que se le presentan en clase. Algunas veces hay que ponerse en los zapatos de los estudiantes. “Una vez me amarré una pierna para probar cómo podía usar el serrucho apoyándome sólo de un lado, porque tenía un muchacho con esta discapacidad que le costaba utilizarlo. En ese momento me di cuenta de lo difícil que era”, recordó el profesor.
Para este emprendedor, ver que sus estudiantes no tienen límites lo llena de entusiasmo. Presenciar a diario como desarrollan habilidades para completar su trabajo le ha permitido descubrir nuevos métodos de enseñanza. “Ya tengo veinte años en El Sistema y no había podido dejar mi huella, ahora siento que puedo decir que aporté y dejé mi marca en este proyecto”, concluyó mientras observaba con orgullo a uno de sus alumnos que se encontraba en el taller.
Este proyecto es parte de las iniciativas que lleva a cabo el Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela, cuyo órgano rector es la Fundación Musical Simón Bolívar, adscrita al Ministerio del Poder Popular del Despacho de la Presidencia de la República y de Seguimiento de la Gestión de Gobierno.