El Sistema escribió otra página de su historia en La Scala de Milán
Mil niños y jóvenes venezolanos, pertenecientes al Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela, ofrecieron 21 presentaciones en una residencia artística que trastocó el verano de Milán y lo convirtió en una fiesta musical
Este jueves, 3 de septiembre de 2015, el Teatro alla Scala de Milán se convirtió en un paraje llanero de Venezuela. 2.400 espectadores estaban en absoluto silencio, viendo la escena del contrapunteo entre el barítono Gaspar Colón y el tenor Idwer Álvarez, junto a la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar, la Coral Nacional Juvenil Simón Bolívar y, a la batuta de la leyenda, el maestro Gustavo Dudamel. La Cantata criolla, escrita por el guariqueño Antonio Estévez, e inspirada en el poema de Alberto Arvelo Torrealba, Florentino el que cantó con el Diablo, se interpretaba por primera vez en este templo de la música que durante todo el mes de agosto recibió a 1.000 integrantes del Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela.
Aunque el público no pudiera entender la totalidad de lo que se decía, la música, la capacidad histriónica de los solistas, la energía y las cualidades interpretativas de la orquesta y el coro fueron suficientes para que los asistentes se trasladaran a lo más profundo de la cultura venezolana. El Sistema apostó por lo venezolano y lo logró. La ovación se prolongó por 10 minutos, una rareza en La Scala para un programa de concierto sin aval crítico europeo.
La genialidad musical latinoamericana también se manifestó con la interpretación del Choros Nº 10, de Heitor Villa-Lobos, una composición que hace que los instrumentos se atrevan a sonar como la naturaleza, a los sonidos de la música popular de Brasil, a las voces que se escuchan en las calles. Pocas veces en estos escenarios suena música de América Latina. Antes de ello sonó la Sinfonía Nº 1, de Beethoven, que permitió saber que la distancia en la influencias musicales son cortas, que la música no es un idioma de fronteras, sino de uniones. Las localidades de la sala estaban totalmente agotadas, así como lo estuvieron en las últimas funciones de La bohème, y como lo están hoy para el último concierto sinfónico coral de la residencia en el que interpretarán la Novena sinfonía de Beethoven.
Con este concierto, El Sistema volvió a hacer historia en La Scala de Milán. Lo había hecho ya al llevar a la primera orquesta infantil que ha tocado en este escenario en sus más de 200 años de historia; al poner sobre el podio al director más joven que ha pasado por allí: José Luis Alvaray, barinés, de 13 años de edad; al lograr que un coro y una orquesta que no son de La Scala hayan hecho ocho funciones de La bohème; al conseguir que la Coral Nacional Juvenil Simón Bolívar cantara en el Duomo de Milán, una de las 10 iglesias más grandes y visitadas del mundo; al hacer 21 conciertos en un teatro que muy pocas veces ha abierto sus puertas en verano y que sonaran, por primera vez, obras que los venezolanos tienen escritas en su memoria. Mil niños y jóvenes venezolanos representaron lo que se hace cada día, en cada uno de los 423 núcleos y 1.340 módulos de El Sistema en los 24 estados de Venezuela; 1.000 niños y jóvenes cantaron, tocaron y lucharon para demostrar el legado de 40 años de trabajo y resultados de un sueño del maestro José Antonio Abreu, convertido hoy en un programa que involucra a más de 700.000 venezolanos y que ha sido adaptado en más de 50 países.
El director artístico de La Scala, Alexander Pereira, confirmó la trascendencia alcanzada con esta residencia artística. “El impacto de mostrar El Sistema se convierte en el mismo mensaje que ha transformado la visión de las artes en el mundo. Que José Antonio Abreu incluya niños y jóvenes con tal prontitud en las orquestas y coros para hacer un trabajo social y colectivo es lo que justamente deseo mostrar en Europa, en donde se acostumbra a enseñar música de manera individual. La reacción del público y de los medios fue muy positiva. Sin duda, para La Scala fue muy importante poder mostrar que también buscamos llevar el arte a todos, tal como nos ha enseñado El Sistema”.
Esta hazaña artística honra el trabajo sostenido del Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela, cuyo órgano rector es la Fundación Musical Simón Bolívar, adscrita al Ministerio para el Poder Popular del Despacho y Seguimiento de Gestión de Gobierno de la Presidencia de la República Bolivariana de Venezuela.