La labor de padre e hijo ha conquistado a miles para la música en Táchira
Leonardo Becerra (padre) y Leonardo Becerra (hijo) llevan adelante la formación de más de 2000 niños y jóvenes en los núcleos de Palmira y Llano Grande. Ellos son artífices de la difusión sonora típica de la región andina, a través de una obra que alcanzó 40 años
Desde hace 40 años, Leonardo Becerra -conocido como Alipio- es un músico y activista cultural en Palmira, Municipio Guásimos, del estado Táchira. Fundó la Casa de la Cultura y ha promovido la labor del Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela en esta zona andina.
Formar como músicos a decenas de niños y jóvenes le ha hecho merecedor del respeto y cariño de los habitantes del pueblo. Sin embargo, el mejor regalo a una vida abocada al trabajo social es la bendición de impulsar este importante movimiento musical de la mano de su hijo, Leonardo Becerra, quien es el director del Programa Alma Llanera en Palmira.
Su hijo contó que desde niño su papá le motivó a aprender a ejecutar el cuatro, la guitarra y la mandolina, lo que le permitió desarrollar un repertorio de ritmos típicos venezolanos y proponer, al ingresar en El Sistema, un movimiento de orquesta sinfónica con instrumentos populares, con el fin de cultivar el amor por la música venezolana.
En el año 2000, padre e hijo lograron materializar un movimiento en conjunto con El Sistema en el estado Táchira. De allí nació la Fundación Orquesta Juvenil del Táchira y la Casa de la Cultura Ateneo de Palmira; asimismo, crearon el Núcleo Palmira, en el que conformaron una orquesta típica juvenil que beneficia a 1659 niños y jóvenes que asisten a la orquesta, a Iniciación Musical y a los programas Alma Llanera y Coral.
Otro de los logros de Becerra (hijo), fue haber obtenido en 2007 la licenciatura en Música, mención Mandolina, en el Instituto Universitario de Estudios Musicales (IUDEM), y conformar la Orquesta Típica Regional de la Juventud Tachirense, integrada por 70 niños y jóvenes de los municipios Cárdenas, Capacho, Junín, Andrés Bello, Guásimos, Michelena, Ayacucho y San Cristóbal.
En 2012 los Becerra también asumieron la conducción del Núcleo Llano Grande, ubicado en una zona rural desatendida del Municipio Lobatera, que beneficia a 230 niños y jóvenes, quienes caminan todos los días cuarenta y cinco minutos, entre lluvia y neblina, para llegar a las clases en su núcleo.
Actualmente, desde el Programa Alma Llanera elaboran un libro sobre la mandolina, para iniciar a los niños y jóvenes en el instrumento. De igual forma, Becerra (padre) es el encargado del rescate y promoción de la bandola tachirense, un instrumento autóctono de la región que estaba en desuso. En esta oportunidad reciben clases 10 niños que asisten a los Núcleos de Palmira y Lobatera.
“Sembramos la semilla en un terreno muy fértil y estamos viendo los frutos. Mi hijo se preparó como músico en Caracas y regresó con todo el amor a su tierra para traer sus conocimientos. Él es un orgullo no solamente de Palmira, sino de todo el país, porque forma parte de las nuevas generaciones que promueven la música venezolana”, expresó el profesor.
Leonardo Becerra (hijo), manifestó sentirse orgulloso de haber recibido esta herencia musical. “La música es mi vida y por la semilla que mi padre sembró en mí estamos desarrollando este importante proyecto. Palmira le ofrece a El Sistema investigación y difusión de nuestras raíces”.
Todas estas acciones positivas para las comunidades del país son reconocidas por el Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela, cuyo órgano rector es la Fundación Musical Simón Bolívar, adscrita al Ministerio del Poder Popular para el Despacho de la Presidencia y Seguimiento de la Gestión de Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela.