Rosicler Gómez: “El Maestro Abreu tuvo un sueño y lo cristalizó en una enorme obra”
Prensa El Sistema
Rosicler Gómez, representante residente encargada del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en Venezuela, el ente articulador de actores a escala nacional y global para el trabajo conjunto en beneficio de las personas, bajo el lema de la #Agenda2030: “Sin dejar a nadie atrás”, e integrante sentimental de El Sistema, a través del acuerdo de cooperación con la institución, encabezó con absoluta empatía e identificación con la trascendente labor social y pedagógica que revierte en un plus artístico que se ofrece a niños, niñas y jóvenes.
La esencia y el espíritu de ambas organizaciones, de su mano se unieron maravillosamente con un norte común durante sus 5 años de permanencia en el país. Juntas soñaron y construyeron las oportunidades para que cada niño y joven pueda acceder a un futuro prometedor, fomentando la cultura de paz, siempre buscando la igualdad y resiliencia, donde la paz sea el valor primordial.
Hoy, con el corazón profundamente conmovido y repleto de recuerdos que El Sistema agradecerá y atesorará siempre, le da la despedida como la fiel representante del lema Tocar, cantar y luchar, con esta entrevista que da cuenta de lo que ha sido su trabajo en el país como garante del cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la Agenda 2030 que buscan poner fin a la pobreza, luchar contra la desigualdad y la injusticia social.
-¿Desde su gestión cómo considera usted ha sido el proceso de continuidad de la alianza entre el PNUD y El Sistema?
– Yo llegué a Venezuela en el año 2018, y desde el primer momento que llegué fue que escuché hablar de El Sistema, que escuché hablar de la Fundación Musical, escuché hablar de todos ustedes, que vi el trabajo que se había hecho, que vi los logros que se habían alcanzado, pues yo realmente quedé muy impresionada con toda esa obra. Es una obra que viene llevándose a cabo desde hace mucho tiempo, muchos años. Yo, cuando llegué acá tuve algunas reuniones con el director ejecutivo Eduardo Méndez y juntos trazamos una hoja de ruta, precisamente una hoja de ruta que nos permitiera esa continuidad tan necesaria, aprovechando nuestras capacidades, aprovechando las lecciones aprendidas, a través de estos años de colaboración.
Luego vino la pandemia que nos golpeó de una manera muy importante, a todo el mundo, y esa pandemia amenazó la continuidad de ese modelo educativo que promueve El Sistema, sin embargo, se logró que los niños, niñas y jóvenes continuaran con su aprendizaje, que ese aprendizaje no se detuviera.
El agotamiento de los recursos financieros nos llevó a priorizar la atención a las demandas fundamentales, poder contribuir a la continuidad del servicio de internet, por ejemplo, poder salvaguardar los bienes, los equipos, los instrumentos musicales, a través del almacenamiento, y pues ese resguardo, fueron actividades que lograron esa continuidad.
También esa continuidad creo que se pudo sostener a través de un seminario-taller que se brindó a las distintas direcciones, a las diversas gerencias. Fue un seminario que duró 40 horas que se llamaba Desafíos gerenciales en tiempos de crisis, justamente diseñado por el PNUD y que lo que intentaba era centrarse en las nuevas tendencias de la gerencia pública y tenía como objeto reconocer los procesos de cambio que se observan en el contexto actual y en el marco de los desafíos globales. Yo creo que, en resumen, la continuidad de esta alianza se ha logrado a través de una gestión adaptativa y coordinada, por supuesto, entre El Sistema y el PNUD.
-¿Qué piensa del desempeño de El Sistema como Promotor del Desarrollo Humano y del alcance de los 13 objetivos de la agenda 2030 en la que participa?
`- Que más de un millón de niños, niñas y jóvenes vivan en un ambiente distinto, teniendo a la música por bandera, representando al país alrededor del mundo con excelencia me parece que es el mejor ejemplo de la promoción del desarrollo humano.
El Maestro Abreu tuvo un sueño y lo cristalizó en una enorme obra. Enorme porque ha dado esperanza a muchas personas. Ese millón de niños, de jóvenes que se ha formado en El Sistema, esas familias, esos vecinos, esas comunidades realmente representan el desarrollo humano. Yo he visto cómo el poder transformador de la música ha impactado en sus vidas, dándole esperanzas y permitiéndoles tener una trascendencia humana y espiritual, como bien decía el Maestro Abreu. Ese es el desarrollo humano.
A estos jóvenes se les ha dado un medio de vida en el marco de la igualdad, con inclusión social, fomentando la cultura de paz y la convivencia solidaria. A eso apuntan los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la Agenda 2030.
-¿Podría evocar algún momento que le haya impactado durante su gestión junto a El Sistema?
– Pues sí, estás tocando una fibra. La música nunca ha sido ajena para mí, por eso llegar a Venezuela y saber que iba a trabajar con ustedes me dio desde el principio una gran motivación para tratar de hacer una humilde, una pequeña contribución y comprometer mis esfuerzos para estar a la altura de un desafío tan grande.
Han sido muchos los momentos inolvidables que me han tocado vivir junto a El Sistema. Recuerdo, tuve el privilegio de viajar a Viena, tuve el privilegio de acompañar a las orquestas y realmente me pareció tan impresionante, tan impactante ver cómo estos niños, estos jóvenes se desenvuelven en ambientes internacionales con una seguridad impresionante. Cómo llevan el mensaje de paz y ese mensaje de esfuerzo al mundo.
Un momento especialmente impactante que ha marcado mi vida, y me disculpan la emoción, pero que realmente lo atesoro porque fue un momento especial, fue la visita al INOF. Esa visita realmente marcó mi vida. Realmente me llegó profundamente la ida al Instituto Nacional de Orientación Femenina, conocer a mujeres que por distintas circunstancias de la vida están privadas de la libertad y ver cómo a pesar de las adversidades tienen esperanza a través de la música, eso fue realmente una lección de vida para mí. Las oí tocar, las vi tocar, las vi cantar, las vi soñar. No se me olvidarán nunca esas caras y esos testimonios.
-De estos 5 años de su gestión ¿qué balance podría hacer?
– No todo ha sido fácil, es verdad, las dificultades financieras y las restricciones impuestas por la pandemia han impedido que hagamos muchas cosas más como hubiéramos querido en el marco del mandato del PNUD.
Específicamente en El Sistema, mi balance es positivo porque creo que esas dificultades fueron también una oportunidad para la creatividad y por eso, durante estos 5 años, no nos hemos detenido, no hemos dejado de soñar ni de trabajar para tratar de que los niños, niñas y jóvenes del país tengan una vida libre, digna, una vida llena de pasión por la música, porque la música salva vidas y muchas veces nos salva de nosotros mismos.
-¿Qué es lo que más va a extrañar en este trabajo realizado aquí en Venezuela?
– Son muchas cosas las que voy a extrañar. Cuando yo vine acá sabía que era una tarea muy desafiante para mí porque era mi primera asignación como representante adjunta. Yo había trabajado antes en otro país, en otra calidad, ocupando otra posición, pero yo sabía que había muchos desafíos, pero voy a extrañar mucho a aquellas personas que con sus capacidades, que con sus conocimientos y experiencias me ayudaron a hacer el trabajo, me ayudaron a crecer como persona, me ayudaron a crecer profesionalmente.
Yo voy a extrañar a esas personas que me abrieron su corazón, que me abrieron las puertas de su hogar, que me abrieron sus brazos y que me impulsaron realmente para seguir adelante, que me apoyaron justamente con mucha calidez. Sin estas personas, sin estos desafíos, inclusive, hubiera sido muy difícil lograr o hacer ese trabajo que para mí traía o trae el desafío personal porque uno está lejos de la familia, pero aquí encontré una familia en El Sistema, encontré una familia en el pueblo venezolano que, como dije antes, me acogió de una manera muy cálida.
Voy a extrañar las arepas, voy a extrañas los maravillosos paisajes que tienen en este país. Tuve la oportunidad de hacer algunos recorridos. Canaima es un tesoro que ustedes tienen, sus playas son maravillosas. Me hubiera gustado tener más tiempo y más oportunidad para poder conocer más, pero yo me voy de Venezuela con un corazón enriquecido. Voy a extrañar a Venezuela porque ha dejado una huella imborrable en mí. Los llevo dentro de mi corazón.
-¿Cuáles son sus planes para el futuro?
– Al momento de retirarse, uno siempre se plantea este tipo de asuntos. Yo tengo 43 años de servicio en distintos espacios, 43 años de trabajo y siempre en áreas de servicio. Mi experiencia en Naciones Unidas, que es de 22 años, también. Empecé en el área de operaciones y aún en esta condición, en mi calidad de representante adjunta y tengo 8 meses de representante encargada, siempre creo que estos puestos, estos trabajos son de servicio. Entonces, llega un momento en el que uno se da cuenta de que hay que cerrar un ciclo, entonces, yo creo que llegó ese momento.
Como dije son 43 años de trabajo, de servicio y ahora quiero estar más cerca de mi familia, quiero poder disfrutar de mi nieta, estar con mis hijos, más cerca de mi padre, más cerca de la familia, de mis hermanos, de los amigos.
Dejo aquí amigos muy queridos. Voy a tomarme un tiempo para pensar algunas cosas, pero principalmente el trabajo que nosotros hacemos nos obliga a leer mucho, a leer documentos, a leer informes. Quiero dedicarme a leer la literatura que a mí me gusta, quiero dedicarme a escuchar más música tranquilamente, quiero pasear por mi país, por el mundo si fuera posible y si los vecinos no se quejan quisiera poder retomar la práctica del piano que dejé de hacer en algún tiempo.
-¿Tiene un mensaje de estímulo para los jóvenes que siguen forjando su carrera musical en Venezuela dentro de El Sistema?
-Ustedes niños, niñas, jóvenes venezolanos son un ejemplo de amor, de entrega, de resiliencia. Que nada los detenga en su esfuerzo de seguir llevando belleza, paz, música. Que la esperanza y la luz que difunden con la música no se apague nunca.
-¿Usted diría que conoció al Maestro Abreu?
– Podría decirlo. Llegué acá cuando él todavía estaba entre nosotros. Algunas de mis palabras no son mías, son de él. Las palabras de él yo las tomo o las trato de hacer mías porque todas son tan profundas, están llenas realmente de significado, de un mensaje, pero sobre todo están llenas de contenido y de obra.
Entonces ¿cómo uno no va a admirar a esa persona aunque no haya tenido la oportunidad para conocerlo personalmente, de haber tratado con él?, pero yo sentía en el INOF, yo sentía en las visitas a los núcleos, el ver a 263 niños tocando en una orquesta que ahí estaba el Maestro, en cada uno de ellos uno ve al Maestro, entonces sí hubiera sido un privilegio maravilloso conversar con él, porque además sé que él era matemático, él tenía una carrera anterior y sabía de muchísimos elementos.
Luego se dedicó a esto, entregó su vida a El sistema y, entonces, leer de él, saber de él, pero sobre todo ver su obra es como conocerlo, verlo en cada niño. Y puede sonar como a frases hechas, pero es ver en esa obra al Maestro Abreu. Entonces sí, yo te puedo decir: yo lo conocí y me dio mucha tristeza cuando tuve que asistir a su funeral.
-¿Le gustaría cerrar con un mensaje especial de despedida?
– Yo, la verdad es que no voy a encontrar, creo, las palabras precisas. Yo quiero agradecer profundamente a Eduardo Méndez por la confianza y la cercanía que permitió que el trabajo se convierta en momentos de disfrute y aprendizaje. Eduardo Méndez y ustedes no tienen un trabajo, tienen una misión de vida que cumplen con pasión propia de héroes. Gracias a todos por estos hermosos recorridos por los núcleos y por los conciertos maravillosos que me han permitido disfrutar. Gracias por las lecciones de fortaleza, de resiliencia. Los admiro y respeto profundamente. Gracias desde lo más interno de mi corazón.