Un público fervoroso celebró el regreso de la Juvenil de Caracas a Seúl
Dietrich Paredes aseguró que los jóvenes caraqueños tocaron con el corazón durante el último concierto que realiza la sinfónica en Asia, antes de integrar la Orquesta Binacional Venezuela- Corea del Sur
Seúl estaba ávido de la Sinfónica Juvenil de Caracas (SJC). El público que asistió al concierto del viernes, 18 de octubre de 2013, dentro del Seoul Arts Center, se entregó por completo a la orquesta caraqueña. Ya en 2011, cuando debutaron en la capital de Corea del Sur, los espectadores habían dejado constancia de su admiración por los 200 músicos venezolanos. Sin embargo, lo que sucedió en esta oportunidad superó los límites de la credibilidad.
Catalogados como un público parco, los coreanos no dejaron de aplaudir, brincar y gritar por los jóvenes dirigidos por el maestro Dietrich Paredes. Integrado principalmente por niños y jóvenes, los casi 2.500 espectadores aplaudían incluso segundos antes de que el director venezolano marcara el último compás. Paredes sonreía. Los músicos suspiraban. La emoción se respiraba en el teatro.
Había complicidad; por lo que La Forza del Destino, de Giuseppe Verdi; Sinfonía Concertante para vientos en mi bemol mayor, de Wolfgang Amadeus Mozart, con solos de los integrantes de la SJC, Karim Somaza, John Francois, Fabiola Hoyo, Carlos Martínez; y la Sinfonía n° 5, de Piotr Ilich Tchaikovsky, sonaron distinto. “¡Había que darlo todo!”, exclama de inmediato Dietrich Paredes al finalizar el concierto. “Tengo que agradecerle a los músicos, ellos generan esta euforia. Son ellos quienes se entregan para demostrar el significado de tener un instrumento en las manos. Hoy había que dar el resto, y la orquesta lo hizo muy bien. Tocó desde el corazón”.
No había otra manera de hacerlo. Este era el último concierto de la Juvenil de Caracas en tierras asiáticas antes de unirse, este domingo 20 de octubre, a la Orquesta de los Sueños, pionera de El Sistema Corea, para conformar la Orquesta Binacional Venezuela-Corea del Sur.
“Es motivador saber que la Orquesta de los Sueños pueda hacer realidad su deseo de hacer música a través del contacto directo con los jóvenes venezolanos formados dentro del Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela. Son niños que están empezando a tocar, por lo cual será un concierto muy bonito. Tocar es una de las mejores cosas del mundo”, asegura el maestro Paredes.
Danza Bachanalle, de Camille Saint-Saëns, Tico-Tico no Fubá, del brasileño Zequinha de Abreu, y el Mambo, del estadounidense Leonard Bernstein, dirigida con gran entusiasmo por el joven violinista Jesús Uzcátegui, fueron los bises que hicieron saltar de sus asientos al público, que peleó, literalmente, hasta el final por conseguir unas de las chaquetas tricolor.
“Esta gira ha sido un triunfo bello para nuestra orquesta, El Sistema y Venezuela. Lo que resta a partir de ahora es trabajar y trabajar. Seguir haciendo música”, explica Paredes.
Orquesta mundial
El maestro José Antonio Abreu anunció que para el año 2014 se realizará una explosión cultural entre Venezuela y Corea del Sur, a través de la creación de más núcleos entre ambos países, el intercambio educativo de profesores, y la colaboración tecnológica de Seúl en la construcción de edificaciones musicales en el país. Esto es solo una parte de la nueva meta que puso en el horizonte de la expansión internacional del modelo venezolano: crear una orquesta sinfónica mundial de niños y jóvenes.
“Esta orquesta mundial deberá mostrar que la música es el único lazo real entre los pueblos”, complementó el maestro Abreu, quien fundó hace 38 años el Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela, cuyo órgano rector es la Fundación Musical Simón Bolívar, adscrita al Ministerio del Poder Popular del Despacho de la Presidencia y Seguimiento de la Gestión de Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela.