Ritmos venezolanos y sinfónicos se mezclan en el Programa Alma Llanera de El Sistema
Orlando Cardozo, asesor académico de la Orquesta Mixta Aldemaro Romero, en Guarenas, y estudioso de la fusión entre la música académica y popular venezolana, considera que este es un momento trascendental para que los compositores venezolanos sigan construyendo nuevas formas en la expresión musical para enriquecer su orquestación.
El profesor Orlando Cardozo es asesor académico de la Orquesta Mixta Aldemaro Romero, del Programa Alma Llanera de Guarenas, estado Miranda, perteneciente al Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela. Dado su conocimiento de la fusión entre los ritmos académicos y populares de nuestro país, fue llamado a orientar la formación de las agrupaciones de este género que desde hace cinco años vienen realizando sus prácticas en los núcleos.
“Criollismo académico” es la definición que le da a este innovador programa orquestal dedicado a interpretar obras inspiradas en nuestras tradiciones nacionales. “Esta es una fusión natural porque El Sistema tiene una gran tradición académica, pero también abrió el espacio para la música venezolana tradicional con este proyecto. Lo venezolano y lo sinfónico se mezclan naturalmente”.
El profesor Cardozo, especialista en la ejecución del cuatro, el clarinete, la mandolina y el contrabajo, explicó que la complejidad del Programa Alma Llanera radica en que han tenido que escribir desde cero gran parte del repertorio y a que, desde hace aproximadamente cuatro años, profesores de diferentes estados del país se reúnen para crear arreglos musicales.
Recordó que los manuales de orquestación son universales para la música sinfónica, más no para la música venezolana, enfatizando que por esta razón, es un momento trascendental para que los compositores venezolanos sigan construyendo nuevas formas en la expresión musical, que aporten y enriquezcan las creaciones orquestales en el país.
“He venido estudiando los diferentes ritmos musicales de cada instrumento venezolano, además de componer obras originales con esta estética. También he hecho piezas de corte didáctico para enseñar los ritmos como la jota carupanera, y estudios orquestales para practicar los contratiempos y desplazamientos en los acentos del merengue”. Agregó que lo cautivante de la música venezolana, es su ilimitada riqueza.
“Podríamos hacer miles de obras con este criollismo y es inagotable. En cada región del país consigues un ritmo distinto. La costa, el oriente, los llanos, el occidente, los andes, todos tiene sus ritmos”.
Considera que la creación del Programa Alma llanera ha creado una intensa difusión de lo nuestro. “Cada vez más niños conocen nuestra música y hay núcleos que se dedican solamente a este proyecto, y esos jóvenes que duran años estudiando llegan a tener un conocimiento del repertorio y ritmos venezolanos que quizá otros no tengan”.
Las obras de este importante compositor, docente y arreglista, se caracterizan por tener ritmos venezolanos como el vals, el joropo y el merengue. Dentro de las composiciones que ha escrito para la Orquesta Alma Llanera de Guarenas, aparecen: Relatos rítmicos, dedicada a la fila de cuatros, así como Aires de joropo para cuatristas y la orquesta mixta, pieza a la que se le agregó lo académico con una versión sinfónica, con el fin de enaltecer aún más el cuatro como instrumento nacional.
Embajador de nuestra música
Orlando Cardozo ha escrito obras para mandolina, bandola llanera, arpa, cuatro, guitarra, maracas y percusión, y también para voces solistas y coros.
En 2001 ganó el 2º premio en el Primer Salón Nacional de Jóvenes Compositores, con su poema sinfónico El crepúsculo del diablo, y en 2003 obtuvo mención honorífica en el Premio Municipal de Música, por la composición del Quinteto para clarinete y arcos. Actualmente, imparte las cátedras de Composición y Cuatro solista, en la Universidad Nacional Experimental de las Artes (Unearte).
Cardozo ha llevado su música a importantes escenarios de países como Bolivia, República Dominicana, Vietnam, China y la Isla de Martinica; y ciudades como Washington, New York, Boston y Moscú.