Edgar Saume, la primera ola de un indetenible tsunami de percusionistas
Con esta metáfora el fundador de la cátedra de percusión de El Sistema dibuja el inesperado paisaje que a través de casi 40 años ha surgido producto de un trabajo metódico. A él dedican los intérpretes más prominentes de esta familia de instrumentos una semana llena de ritmo y virtuosismo
Dos agrupaciones, el Dúo Marimdrom y el Ensamble Amalgamado, antecedieron la conversación con el que se considera “el hermano mayor” de esta avalancha de talento de la percusión venezolana: el maestro Edgar Saume. Por supuesto, este músico y docente, fundador del Sistema de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela, se hizo el destinatario de los mensajes de admiración que durante uno de los recitales de la Semana de la Percusión -que se lleva a cabo del 9 al 15 de diciembre- dieran cada una de estas jóvenes promesas. Lo que vio y escuchó Saume fue, sin duda, un merecido tributo.
¿Y cómo no? Son cuatro las décadas caminando al lado del maestro José Antonio Abreu, así como de los niños y jóvenes que han escogido un par de baquetas como su impulso hacia la quietud de la creación. Creó las bases docentes que han formado a muchas generaciones de percusionistas dentro de El Sistema, pues se trata -entre otros roles- del timpanista principal de la primera orquesta de este proyecto, la Simón Bolívar; del director fundador del primer ensamble de percusión llamado Tamborum, y del creador de la cátedra de percusión del Conservatorio de Música Simón Bolívar.
Su relación con las membranas, sin embargo, comenzó de forma independiente. A la edad de 13 años, atrapado por el calor de su cuadra en Caracas utilizó las palmas de sus manos para marcar el pulso de gaitas. Más tarde, como muchos otros jóvenes de su época, el rock and roll representado por el fenómeno de The Beatles influyó en su destino, uno que continuó moldeando en la batería luego de que un “tropezón” con el maestro Gerry Weil le presentó al jazz como otra opción interpretativa. Sin embargo, lo popular se convertiría en el género que decidió alimentar con estos sonidos exportados cuando, junto a Weil, creó la Banda Municipal.
A la par de sus exploraciones musicales, Saume estudiaba formalmente con el maestro Abelardo Matos en el Conservatorio Juan José Landaeta, y fue en 1975 cuando se unió a la música académica integrándose a la Sinfónica Nacional Juvenil de Venezuela (hoy Orquesta Sinfónica Simón Bolívar de Venezuela). Desde ese día, hasta este martes 10 de diciembre de 2013, cuando escuchaba al Dúo Marimdrom y al Ensamble de Percusión Amalgamado dedicarle su virtuosa ejecución, son cinco las generaciones que ha impulsado desde el podio de El Sistema, desde el trabajo sin plan; desde no imaginarse el futuro.
Cuando comenzó a formar a los percusionistas de El Sistema, ¿se imaginó que esta profusión de músicos y ensambles se iba a dar?
Veía el talento que poco a poco llegaba; una marejada inmensa, pero no lo imaginé al principio. Simplemente pensaba en trabajar, dar clases, formar ensambles, viajar. Es un proceso que viví sin tener idea para dónde iba, y ahora que estoy aquí, que veo el trayecto y la riqueza del suelo ya fecundo, de los árboles fructificados, de los huertos floridos… es increíble, ¡y que además me dediquen este evento tan maravilloso!
Ubicándose como un espectador, ¿cómo ve y recibe la evolución que ha tenido la cátedra de percusión que usted inició?
Con inmenso orgullo y una gran alegría. No puedo dejar de sorprenderme del mar de talento con el que contamos. Ha sido un crecimiento por olas; una ola viene, luego una más grande, y detrás, una más grande. Esto se ha dado con ingredientes clave, pero el más importante es que, los que llegamos primero, ayudamos a los que vienen después, y así ha seguido ocurriendo. Son olas que al llegar se han enriquecido mutuamente y un proceso que no va a parar nadie ¡esto es un tsunami de percusionistas
¿Qué otro ingrediente clave puede mencionar dentro de este proceso de formación de percusionistas que ha brindado El Sistema?
El no encerrarnos en un determinado estilo musical. Los músicos de nuestras orquestas tocan jazz, música venezolana, son multi instrumentistas; son compositores, directores, creadores, gestores de grupos, gerentes. Lo que se consolidó aquí es una generación de percusionistas completos porque, no solo tocan uno, sino muchos instrumentos; se trata de multi instrumentistas, y en muchos casos, virtuosos.
“Me siento lleno de felicidad, de satisfacción”, dijo Edgar Saume al expresar las frases finales de esta conversación a las afueras de la sala Fedora Alemán del Centro Nacional de Acción Social por la Música. El homenajeado de esta Semana de la Percusión en El Sistema no temió utilizar el aforismo que reza: “el maestro que no sea superado por sus alumnos, no es buen maestro”, para demostrar lo conforme que se siente con el trabajo realizado. “Soy pleno como músico, como maestro, como amigo de ellos, como admirador ferviente y rendido de todos estos muchachos porque son realmente dignos de admiración. Me parece que lo he hecho maravillosamente porque me han arropado, me han pasado por encima, y yo feliz”.