Los padrinos de Alma Llanera compartieron sus saberes en las aulas de Guárico
El arpista José Archila y el cuatrista Pablo Camacaro encabezaron al grupo de maestros y cultores de la música tradicional venezolana que se reunieron, en Guárico, con decenas de profesores y alumnos de El Sistema en Cojedes, Apure, Portuguesa, Barinas, Trujillo y Zulia para orientar el conocimiento sobre los instrumentos que conforman las orquestas del Programa Alma Llanera.
Largas horas de viaje desde los estados Apure, Barinas, Cojedes, Portuguesa, Trujillo y Zulia antecedieron el encuentro de decenas de ahijados con varios de los padrinos del nuestro folclore musical. Las cátedras y talleres celebrados como una novedad de Apadrinados del Programa Alma Llanera del Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela le dieron a la capital del estado Guárico el privilegio de ser escenario para un nuevo intercambio de saberes musicales.
Rogelio Colmenares (12 años), estudiante de arpa en Barinas, tuvo que salir antes de las 4:00 am de la localidad de Santa Rosa. Acostumbrado a la faena del llano antes del amanecer, le resultó distinto ver salir el sol en su trayecto hasta San Juan de Los Morros. Y aunque resultaba lógico esperar que quisiera descansar antes de las jornadas pedagógicas, su impaciencia por estar frente al instrumento, todo el tiempo que le fuera posible, lo llevó a estar listo para la tarea apenas se bajó del autobús. Su interés se convirtió en objeto de gratos comentarios por parte del cuerpo de profesores, quienes no dudaron en manifestar orgullo por la actitud de ejecutantes como él en las cátedras que El Sistema imparte en todos los rincones del país.
Junto a Kevin Villegas, contrabajista y profesor de cuatro en el estado Cojedes e Ismael Lobo, cuatrista y ejecutante del arpa en Barinas, Colmenares logró formar un trío instrumental que llamó la atención de muchos de los observadores de los instantes previos y posteriores a las clases programadas. Durante la semana del 25 al 29 de julio, este encuentro de Apadrinados hizo posible que los estilos de ejecución de la música llanera, y venezolana en general, se mezclaran, generando asombro y animando a los presentes a sumarse al disfrute y hasta a lanzar alguna expresión onomatopéyica, “¡Ayyy!”… de esas que caracterizan los duelos de la música recia.
Fue así, anclados a sus instrumentos, como más de 93 profesores y destacados participantes de la enseñanza del Programa Alma Llanera en seis estados llaneros y dos de la región de occidente, convirtieron los salones de la Unidad Educativa José Félix Ribas de San Juan de Los Morros en templetes para joropos y corríos. El objetivo de los músicos fue absorber la mayor cantidad de conocimiento y sabiduría de los maestros José Archila, Pablo Camacaro, Luis Briceño, Mayneth Espina y Luis Herrera, durante la semana que los juntó a todos en el estado Guárico.
No hubo momento para el silencio durante estas jornadas. El sonido de las arpas, los cuatros, las maracas, las bandolas, contrabajos y todos los instrumentos protagonistas de la música tradicional venezolana se instaló en el plantel, haciendo de los espacios disponibles un foco de demostración de destrezas y pasión por las manifestaciones musicales de nuestra tierra. Entre cátedras y talleres, el descanso consistía en continuar haciendo sonar los instrumentos, pero no por mandato de los instructores, sino por el deseo incansable de los ejecutantes de superarse en cada nueva improvisación.
“Estos muchachos ya están encaminados”, dijo el arpista José Archila, destacado folclorista de nuestro país, quien es admirado y seguido por todos los grupos y orquestas del Programa Alma Llanera de El Sistema. Sus logros, grabaciones, reconocimientos y su carrera profesional son fuente de inspiración y un gran punto de referencia para los músicos que se han dedicado a difundir las manifestaciones tradicionales de nuestra tierra.
“Logramos pulir detalles para enriquecer la intervención de nuestros arpistas en la ejecución de las obras. Ellos están en capacidad de presentarse en todos los escenarios y con cualquier repertorio. Los más experimentados les estamos enseñando algunos trucos, aprendidos en el oficio, para facilitar su camino. Mi mayor consejo es que aprovechen toda esta plataforma que les brinda El Sistema, ya que los que venimos atrás tuvimos que esperar mucho tiempo para que nuestra música fuera reconocida, recurrir a grabaciones y sacar por oído, gracias a la magia de la radio, obras de maestros como Juan Vicente Torrealba y el Indio Figueredo, entre muchos otros grandes de nuestra música. Estos encuentros y la posibilidad de tocar juntos les abre horizontes infinitos en el arte de nuestras tradiciones”, expresó Archila.
El maestro Luis Herrera, director de la Orquesta Alma Llanera del estado Guárico y pionero del Programa Nacional Alma Llanera en la región, aseguró que los conocimientos ofrecidos a los participantes de este encuentro de Apadrinados contribuyen con la tarea de escritura de la música tradicional venezolana y con el fomento del interés de todos los niños y jóvenes de El Sistema para aprender a tocar los instrumentos típicos de nuestra tierra a la par de los instrumentos del repertorio académico. “Esperamos organizar más encuentros como estos por todo el país”, señaló.
Para Herrera, la presencia de personajes como el arpista José Archila y el maestro Pablo Camacaro constituyó un privilegio para los participantes en este encuentro. “José Archila es un caso excepcional en el ámbito de la música llanera porque domina todos los estilos de ejecución en este género; y el maestro Pablo Camacaro es muy apreciado por su trabajo en la difusión de la música venezolana con su agrupación Raíces de Venezuela. Estoy seguro de que este encuentro en el que los maestros tocaron con todos y cada uno de ellos nos deja un gran avance en el desarrollo de la enseñanza”.
El Programa Alma Llanera cuenta con 265 agrupaciones y más de 25.000 niños y jóvenes aprendiendo nuestra música en todo el país, y está enraizado en la enseñanza que se imparte en los 440 núcleos y 1340 módulos del Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela, cuyo órgano rector es la Fundación Musical Simón Bolívar, adscrita al Ministerio del Poder Popular del Despacho de la Presidencia y Seguimiento de Gestión de Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela. Aunque nació en Carora, estado Lara, el maestro Pablo Camacaro decidió fijar residencia en el estado Trujillo y desde esta región andina entregar sus aportes al desarrollo de la música tradicional venezolana. Es pionero del desarrollo de El Sistema en las localidades del Occidente venezolano y es reconocido cuatrista e impulsor de proyectos musicales que son referencia para el estudio, composición y ejecución de todos los géneros de nuestra música. “Estamos entregando el testigo, en términos de carrera musical, a las nuevas generaciones. Los muchachos que vienen a aprender con nosotros están muy motivados a hacerlo mejor cada día. Por eso tenemos la certeza de que ellos son el mejor futuro que podemos procurar para Venezuela”.
Docente y especialista en música académica, con estudios en Caracas, decidió residenciarse en los Andes venezolanos para abonar la semilla de la educación musical en esta región. Su carrera artística se gestó en solitario y agrupaciones con las que se paseó por todos los géneros bailables de cada época. Estar presente en lugares de corte popular le permitió compartir con grandes orquestas y darse a conocer en las concurridas fiestas, festivales y encuentros públicos de la región. Sus destrezas con el cuatro se han convertido en material didáctico para la formación musical de El Sistema en el estado Trujillo. Sus métodos poco tradicionales para el adiestramiento de los estudiantes son referencia entres sus alumnos: “Para aprender tenemos que divertirnos. Debemos formar personalidades artísticas que valoren la sencillez y estén dispuestos a comprender hasta aquello que parezca descabellado. Enseñar nos compromete a estimular los sentidos, el razonamiento y la lógica”.
Reconocido cuatrista, guitarrista, compositor y arreglista musical, forma parte de El Sistema en el estado Zulia. Es el coordinador del Núcleo Santa Rosa de Agua en la ciudad de Maracaibo y su propósito es conducir los sueños de decenas de niños y jóvenes que habitan en las cercanías de este poblado que nació a orillas del Lago. Es parte del cuerpo de profesores que estimula el conocimiento de la música de nuestra tierra a través del Programa Alma Llanera y estuvo presente en el Encuentro de Apadrinados, que se celebró en Guárico, para orientar el conocimiento en el área de la composición: “La mejor forma de contribuir con la formación de los muchachos es vincular esos caminos creativos con la necesidad de explorar. El deber de nosotros como facilitadores es dar las herramientas para que ellos mismos puedan crear sus modos y hacer su propia música. Ellos deben estar listos para leer más que un papel y estoy seguro de que con todas estas iniciativas lo estamos consiguiendo”.
Este músico nacido en el estado Táchira es dueño de una gran herencia artística, recibida en el seno de su familia. Es el coordinador del programa de orquestas típicas dentro de El Sistema en la entidad andina, y coordinador docente del Núcleo de Palmira. Ha logrado introducir una innovación en el país, al combinar los repertorios música tradicional, sobre todo local, con la música académica. Ha sido pionero en lograr que los ejecutantes de mandolinas, cuatros, guitarras, contrabajo y percusión entiendan que también pueden tocar a Beethoven o Paganini con estos instrumentos. “Es una innovación, no hay evidencia en Venezuela de algún trabajo como este. Nuestro aporte está enfocado en adaptar a la forma de hacer música con nuestros instrumentos esos sonidos mundialmente conocidos. Los participantes se han encontrado con que sí se puede generar innovación en este campo”.
De la población de Elorza, estado Apure, este arpista copió los sonidos del llano. La productiva carrera musical que ha forjado en más de 35 años de arduo trabajo han convertido su hoja profesional en un pergamino difícil de enrollar y guardar dentro de un estuche. Sus colaboraciones y ejecuciones para la producción de música tradicional venezolana escapan a su propia memoria. Dice que a veces escucha sus grabaciones, pero le cuesta recordar dónde y con quien las hizo. Sin embargo, no es tarea que lo mortifique porque su interés está centrado en seguir trabajando y sobre todo en entregar conocimiento, para preservar el legado de los auténticos cultores de nuestras tradiciones sonoras. “Para mí, es un inmenso honor darle a estos muchachos, la oportunidad que yo no tuve. Sentarme a tocar con ellos y enseñarlos a cortar camino es una actitud propia del hombre llanero, que El Sistema nos da la oportunidad de convertir en contenido para enseñar la música”.
El arraigo a la tierra que lo vio nacer lo mantiene establecido en San Juan de Los Morros, dedicado al desarrollo del movimiento del Programa Alma Llanera en el estado Guárico. Juntar por primera vez en un mismo escenario a 39 cuatros, 14 arpas criollas, 13 mandolinas, 15 guitarras, 8 bandolas, 2 maracas y 3 contrabajos, para formar una orquesta con un total de 94 integrantes fue el mérito que permitió que El Sistema viera la necesidad de acoger y potenciar la difusión del estudio de estos instrumentos. Gracias a su constancia, miles de participantes ocupan las aulas de los núcleos en Guárico, intercambiando experiencias y aprendiendo a hacer música venezolana en colectivo: “Tener a todos estos maestros juntos en un mismo espacio pedagógico es una oportunidad que nos permite visualizar un gran futuro de liderazgo para nuestros niños y jóvenes, quienes podrán tener una carrera musical tan exitosa como los músicos de todas las orquestas de El Sistema”.